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Análisis

Tony Blair: se juega el puesto

Artículo publicado en El Diario Financiero el 11-04-2005

El primer ministro Tony Blair ha jugado la carta de proponer a la Reina Isabel II, la disolución del Parlamento, y llamar a elecciones generales, sobre la premisa que aún tiene aire, y que esta estratégica movida le podría dar una victoria frente a su más directo competidor el líder conservador Michael Howard. El calculo que tiene Blair en su cabeza, es suponer que su gestión está siendo bien percibida por el electorado y que la invasión a Irak, no será lo medular de la preocupación del votante sino los temas domésticos.

Blair, supone que una línea de trabajo en la que impulse el contexto de la seguridad nacional, al igual de lo que ocurrió con el Presidente Bush, puede darle buenos réditos en términos de votos. Si Bush, superó el escollo, porque razón no lo podría hacer él. Sin embargo, esta elección la anticipamos como la más dura que le toque librar. Por tres razones: primero Howard tiene en su foco dos grandes temas la economía y los impuestos. Los usará para preguntarle a Blair ante el electorado que se ha hecho por aliviar la pesada carga tributaria de los ciudadanos, y el mejoramiento de la calidad de vida, con un manejo económico que a los conservadores británicos no les agrada. De hecho, Howard, se ha planteado para la próxima elección como un rival de mucho cuidado.

Michael Howard ya se lanzó al ataque directo intentado sacar del poder a Blair, acusándolo de faltar continuamente a sus promesas electorales en materia de impuestos y reducción del número de inmigrantes. Por su parte, Blair, ganador de los comicios generales en 1997 y 2001, defendió sus ocho años de gestión y enfatizó los logros obtenidos por la estabilidad económica que disfruta el país y la inversión en los servicios públicos.

Las encuestas que nos dicen que el Partido Laborista de Tony Blair está "cabeza a cabeza" con los conservadores de cara a unas a las próximas elecciones generales del 5 de mayo. Menos de un mes para hacer campaña, de manera que el corto tiempo juegue a favor del actual gobierno. Según las últimas encuestas de la consultora YouGov para la cadena británica Sky News, indicó que el Laborismo y el Partido Conservador están igualados con el 36 por ciento de los votos. Por su parte, la tercera fuerza del país, el Partido Liberal Democrático, liderado por Charles Kennedy, sigue en tercer puesto con el 21 por ciento del apoyo popular. En la sesión de hoy de preguntas y respuestas al premier en la Cámara de los Comunes, De mantenerse esta tendencia, y con un envión es posible suponer que los Conservadores se vuelvan asomar al poder.

Los tres líderes mostraron sus cartas en la última sesión parlamentaria antes de la disolución de los Comunes, y la única ocasión en que chocarán frontalmente durante la campaña. Aquí no existe tradición de debates televisados a la americana, susceptibles de alterar el curso de los acontecimientos con una respuesta brillante o un error monumental de cualquiera de los candidatos. Las únicas discusiones son a través de la prensa. El Laborismo puso en marcha el tren de la reelección con una aparición conjunta del primer ministro Tony Blair y el canciller del Exchequer Gordon Brown, arquitectos del nuevo laborismo pero peleados por el traspaso del relevo de uno a otro y el papel del mercado en los servicios públicos. El gran capital laborista es la bonanza económica más duradera desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que ha permitido una moderada redistribución de la riqueza sin subir el impuesto sobre la renta, y una pequeña mejoría de la sanidad y educación. “Adelante, no hacia atrás”, es el eslogan del Gobierno.

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