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Análisis

Irak: hacia la transición

Diario Financiero 14 - 06 - 2004

A menos de 16 días para el traspaso del poder político por parte de Estados Unidos al Gobierno Provisional Iraquí, el impacto causado por la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y la forma en que está actuando en terreno el nuevo presidente del Consejo Provisional del Gobierno de Irak, han abierto un rayo de esperanza para la reconstrucción de esta nación.
Ghazi Al Yauar recientemente nombrado para el máximo cargo político tiene por tres desafíos inmediatos, para cumplir el rol de ejecutor de la transición: el primero, buscar ser reconocido por todos los iraquíes, segundo recibir el poder político real el 30 de junio y tercero, trazar el camino para la reconstrucción institucional que le devuelva la calidad de una nación, libre y soberana, con su propia constitución, con un orden institucional, con autoridades legitimas desde la base de una autentica representación a Irak. Si Al Yauar cumple estos desafíos, podrá abrir el camino a disminuir la violencia que hoy azota a Irak. El tiene atributos para conducir la transición. Pertenece a la tribu de los Chammar, integrada por tres millones de personas, que profesan las dos vertientes del Islam, y esta es una muy buena póliza de garantía que podría evitar una guerra religiosa. El nuevo mandatario no tuvo funciones, ni cargos, ni sirvió bajo el régimen de Saddam Hussein. Por lo tanto, ofrece seguridad de no tener vínculos con el pasado oscuro de Saddam. Su familia cuenta con una importante aceptación interna y externa. Cuando Irak invadió Kuwait, el entonces líder del clan prefirió el exilio para mostrar su desacuerdo con la acción.
El proceso de autodeterminación de los iraquíes puede ser la tabla de salvación para Bush y Blair, muy complicados en las arenas de Irak. La razón es simple: Al Yauar, puede ser el puente entre Oriente, Occidente. Entre las tribus y clanes iraquíes e hilo conector de la realidad del mosaico del tejido social y religioso que ha desconocido la Coalición. Sabe como formar acuerdos, desde la lógica del mundo árabe. Pero comprende también la visión de EE. UU., donde se formó profesionalmente. Tener éxito significa mantener una equidistancia entre los actores enfrentados, de modo que prime el interés superior que debe ser la restitución de las instituciones de Irak y transferirle a su pueblo la riqueza que no ha disfrutado porque ha sido rehén de un oprobioso gobierno como el de Hussein.
Sin embargo, todo está tomando un cauce que podría aportar luces, como el hecho de reconocerse de parte de EE.UU., el rol de la comunidad internacional y de la ONU, tal cual se lo pidiera el Papa Juan Pablo II a Bush en su gira por Europa. Ganar la confianza del pueblo iraquí debe ser su norte orientador. Para ello tiene dos vicepresidentes que representan a chiítas y kurdos. Debe trazar un calendario que sea el norte orientador para alcanzar una Constitución, elecciones libres y soberanas, representativas, sin tuiciones de ninguna naturaleza.

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