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El valor del Euro asusta

Telmex Empresas 07 - 12 - 2004

El alza implacable de la cotización del euro, y rompiendo todos los récord desde la puesta en funcionamiento el 1 de enero del año de 1999, se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades económicas mundiales. Y en particular, a las propias mandos del Banco Central Europeo, antes las evidentes señales de la pérdida de competitividad en las exportaciones, y el forado en el desarrollo industrial de la llamada euro- zona.
Desde mediados de octubre, el euro subió más del 9% frente al dólar. El llamado “billete verde” ha retrocedido frente a la mayoría de las monedas del mundo. Entonces nos surge la pregunta, que tomamos de los mercados monetarios: ¿Intervendrá el Banco Central Europeo en los mercados internacionales de divisas para ponerle un freno al euro?
La sola pregunta tiene nerviosos a muchos europeos, inquietos por el impacto económico del rápido ascenso de su moneda y frustrados por la aparente imposibilidad de Europa de hacer algo. Dirigen su mirada hacia la Reserva Federal y el Gobierno del Presidente George W. Bush y la verdad que no hay señales que les esté importando mucho la suerte de lo que sucede con el euro. Por lo tanto, la preocupación para dejarla en esos términos solo se concentra en los europeos ansiosos que el Banco Central Europeo, intervenga los mercados.
Muchas naciones, principalmente China, y Japón, han puesto en el mercado bonos del tesoro de los EE.UU., y han comprado euros, previendo como dicen las conclusiones de varios bancos internacionales, que la moneda única europea llegaría incluso en el presente año a cambiarse en 1 dólar con 40 centavos. Nubarrones que se ciernen con fuerza sobre las economías del viejo continente.
La presión para una operación de rescate de ese tipo crece en momentos en que el euro toca nuevos récord frente al dólar, perjudicando las exportaciones europeas hacia Estados Unidos. Pero si el BCE planea una acción, no va a dar aviso. Más allá de decir que las intervenciones son un arma útil, el presidente del Banco, Jean-Claude Trichet, se niega a hablar sobre esa posibilidad. Solko repite que "la disciplina verbal hoy es realmente esencial". Entonces lo que tenemos por delante es un camino de un euro de récord en récord.
Tras una semana de récord en récord, la caída del dólar se aceleró el pasado viernes, cuando la moneda estadounidense franqueó por primera vez el nivel de 1,34 por euro, después de conocerse indicadores sobre el empleo en Estados Unidos más débiles que lo esperado. El mercado laboral se frenó fuertemente en noviembre en EE.UU., con 112.000 nuevos puestos, una decepción para los analistas, frente a la creación de 303.000 puestos en octubre. Para noviembre se esperaban unos 200.000 empleos nuevos.
El Presidente del Banco Central Europeo Trichet señaló que su institución había considerado la posibilidad de subir las tasas de interés, pero que optó por no innovar teniendo en cuenta que el euro y el aumento de los precios del petróleo están poniendo trabas al crecimiento europeo. Junto a ello, el banco redujo su pronóstico de crecimiento para el 2005 en la euro zona de 2,3% a 1,9%. Y subió el pronóstico de inflación de 1,8% a 2% lo cual, para Trichet, amerita una vigilancia. Es decir, una prudencia al extremo, como la requiere para zafar de esta delicada situación.
Esta extremada cautela de Trichet, nos subraya lo limitado de las opciones que Europa tiene ante sí. El aumento del euro no es un fenómeno originado en ese continente, sino un resultado de la caída del dólar. No es probable que esta tendencia se revierta en tanto el gobierno de Bush esté dispuesto a tolerar un dólar débil. Y ese es el punto importante que no se puede perder de vista.
Intervenir tiene sus riesgos. Las recientes declaraciones del secretario de Tesoro John W. Snow y del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, han sido tomadas por los especuladores como luz verde para intervenir contra el dólar. Intervenir en vista de esas fuerzas del mercado sería sumamente riesgoso. Mientras que Europa podría tener un aliado en el Banco de Japón, casi con seguridad no contaría con el apoyo de la Reserva Federal, lo cual reduciría la efectividad de su medida.
La FED y el BCE intervinieron exitosamente en el 2000 para contener la declinación del euro, que había caído a 82 centavos de dólar. Pero para entonces la moneda estaba terminando su ciclo de baja. Ahora, se estima que el dólar podría caer otro 20% frente al euro, dado el crecimiento enorme de los "déficits gemelos" de los Estados Unidos.