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Análisis

Crónicas del Lejano Oriente: la XXIII cumbre empresarial chileno-japonesa... Por Libardo Buitrago

Crónica escrita en Tokio, Japón. Fecha 27.05.2005
La participación de casi un centenar de empresarios nacionales en la Cumbre Binacional con Japón quedará como uno de los hechos más significativos del fortalecimiento de la relación entre Chile y Japón. En el encuentro que duró todo un día, fuimos capaces de mostrar articuladamente como sector público y privado armoniosamente salen a ofrecer sus esfuerzos en la búsquedas de más y nuevas oportunidades de fomentar el intercambio, económico, comercial y educativo. Realizada en la sede de la Cámara de Comercio e Industria de Tokio y oficiando como anfitrión el presidente del Comité Chileno- Japonés, Mikio Sasaki, su propósito se cumplió cabalmente: los empresarios y autoridades japonesas escucharon una sola voz: Chile es la puerta de acceso de las naciones asiáticas a la región y sobre esa base descansa lo que debe ser el motor del dinamismo de unas relaciones que deben crecer aún más. En su discurso en la inauguración de la cumbre, Roberto de Andraca marcó nítidamente el propósito que alentó una masiva participación de nuestros empresarios, muchos de los cuales por primera vez llegaron a esta nación, motivados por conocer la cultura, el empuje, la forma de hacer negocios e interrelacionarse de los japoneses, y desde allí construir sus propias oportunidades de negocios. De Andraca, uno de los grandes impulsores de tener en el radar de nuestra atención a Japón, no sólo se mueve muy bien, sino que es muy admirado y respetado por sus pares nipones. En esa condición, nos hicieron sentir como en casa. En su discurso enumeró los aspectos que nos unen, las oportunidades que tenemos por delante y sobre todo, un mundo que más que explorar debemos transformar en objetivos a cumplir. El ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, durante su exposición gravitó en tres elementos centrales: Chile plataforma para ingresar a América Latina; lo confiable que somos en términos de país y lo atractivo que tenemos para las inversiones extranjeras. En esta dirección y con gráficos que amparaban su exposición, Eyzaguirre fue mostrando un amplio camino lleno de certezas, seguridad jurídica, confianza, responsabilidad institucional y emprendimiento, de manera que de ella dedujeran los empresarios japoneses que es importante aumentar el monto de las actuales inversiones, que está situado en US$ 1.740 millones en el periodo 1974-2004. Y me detengo en esta parte de la exposición del titular de Hacienda porque también pude constatar en el terreno que nuestros empresarios están abiertos a crear alianzas, asociaciones, y join ventures con capitales foráneos, de modo de buscar líneas de desarrollo de productos y servicios novedosas e innovadores, lo que refleja un importante salto. No sólo estamos buscando mercados para nuestras materias primas, sino que además estamos en la línea de abordar emprendimientos que se traduzcan en focos productivos innovadores. El crecimiento del país. La mirada que tienen sobre nuestra economía las clasificadoras de riesgo, el tejido de tratados de libre comercio, la facilitación de evitar la doble tributación, fueron otros de los aspectos que abordó Eyzaguirre, ratificando que somos una de las economías más abiertas del mundo y que ofrece una gama amplia de posibilidades para los inversionistas. Uno de los empresarios me dijo al oído en tanto exponía -que le gustaba mucho la forma como el ministro “vendía” la imagen del país. Hizo referencia nuestra infraestructura, en el tema portuario dijo que a lo largo del país existen 36 puertos, manejados con elevados estándares de calidad, eficiencia y operatividad que nos coloca a la vanguardia a nivel mundial. Focalizó lo trascendente que es Chile como acceso a América Latina, de modo de advertir a la audiencia sobre nuestras bondades en todos los campos. Luego fluyeron otras exposiciones en las cuales se habló sobre la necesidad de alcanzar un Tratado de Libre Comercio. Recuerdo que se está en la fase de estudios de los equipos técnicos y que después vendrá la parte de alistar los protocolos necesarios. Lentamente se está trabajando en esta dirección, seguramente a nuestros lectores le debe saltar a la vista la pregunta de por qué razón se ha ido lentamente, versus otros tratados en los que los tiempos fueron relativamente más cortos. La raíz de una explicación está en dos ejes: el primero de ellos, Japón pese a ser la segunda economía mundial, no tiene una tradición de firmar este tipo de tratados; y segundo, se están tomando con calma el significado y alcance de comprometerse a un instrumento de esta naturaleza, sobre todo cuando existen sectores como el agrícola que puede sentir amenazas, y cuyo temor lo expresan a través de la enorme fuerza parlamentaria, una de la más grande de Japón. En consecuencia, debemos asumir estos dos aspectos y aguardar que el tiempo – paciencia oriental- ayude abrir ese camino. Futuro Uno de los aspectos que resaltaron los exponentes nipones fue la forma en que ellos están viendo el futuro. La interconectividad, la robotización en los hogares, la mayor productividad a través de las palancas de los sistemas de información, son los objetivos en que se están concentrando. Advierten que el mayor crecimiento económico estará en la capacidad de avanzar cada día más en tener cubierto stodos los sectores con procesos que abunden en la eficiencia, y que para ello el elemento diferenciador está en la innovación y el desarrollo. No tuvieron ningún problema en mostrar cómo la curva de inversiones en esta dirección está aumentando notablemente y esperan que producto de ella se obtenga parte del crecimiento económico futuro. Se detuvieron bastante en este aspecto. Y uno puede deducir que su mirada futurista está ligada a que la inversión en el campo de la innovación y el desarrollo es capaz de entregarle a Japón un lugar privilegiado. Seguimos con atención la fundamentación sobre la que basaron su proyección. Más que crecer por crecer, notamos que en el fondo lo que proponen es dar una respuesta a los desafíos que le pueden plantear naciones de la región asiática y que ellas se les puedan “escapar” en esta generación de nuevos componentes tecnológicos y los haga dependiente de ellos. Me pareció que es esto lo que quieren evitar. Los empresarios chilenos pudieron apreciar la dimensión del desafío en que construye su futuro una nación como Japón. Para quienes era su primera visita, en lugar de quedar preocupados, noté un entusiasmo de conectarse con este tipo de objetivos. Es de esta manera, contrastando visiones, mirado cómo ven el futuro naciones como Japón, que podemos tener a nuestro alcance preguntas básicos como por ejemplo: ¿qué podemos hacer para trazar nuestras propias metas como nación? Un gratificante esfuerzo el que hicieron los empresarios chilenos, que les deparará gratas satisfacciones. Una sala totalmente llena durante el día es el mejor testimonio del alto interés que concita Chile. Y la forma en que se articula el sector público con el privado en estas misiones, es una muestra de nuestro alto compromiso por el futuro de Chile.

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