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Análisis

Democracia versus mercados

Diario Financiero 31 - 05 - 2004

Atal Behari Vajpayee, líder del partido, Bharatiya Janata y que encabezó una coalición nacionalista exitosa aún no sale del estupor que le causó el electorado de la India, ya que daba por descontado que el lema de la “India Luminosa”, seguiría gobernando la mayor democracia del mundo. Muy confiado, supuso que la revolución económica sería el aval que lo mantendría en las palancas del poder, y de una forma algo desprolija, descuidó el meticuloso bordado político que estaba haciendo desde la oposición Sonia Gandhi, para encauzar el malestar de aquellos cientos de millones que aún no le llega la primavera del boom económico. Vajpayee, despertó, tarde y aturdido. El ruido de las urnas había sido contundente: no le renovaron la confianza, y en consecuencia tuvo que renunciar.
Hoy, de la mano de su gestión, la India encabeza, junto con China, una revolución económica. Su crecimiento alcanzó el último año un 8%. Las reservas de divisas superaron la marca de los US$ 100.000 millones, y las tasas de interés están en su nivel más bajo de las últimas décadas.
El boom de la economía india, sin embargo, no se distribuye en forma pareja. Su PIB, que en diez años creció a 6% anual promedio, es de US$ 500 mil millones. Desarrolló núcleos de alta tecnología, sobre todo en software. Así apuntaló exportaciones e inversiones externas, aunque con estrictos límites por decisión oficial, muchos más bajos que China. Más de 250 millones de indios —25% del total— viven por debajo de la línea de pobreza. Este cuadro, fue aprovechado hábilmente por Sonia Gandhi, quién en su condición de líder del Partido del Congreso, -la dinastía Gandhi-, introdujo un factor de mística, y trazó en el horizonte la posibilidad, que pese al éxito económico de Vajpayee, había un espacio para recobrar la iniciativa y volver al poder.
Muchos creían que el Partido del Congreso, pasaría a la historia, y no contaron jamás, con ese espíritu de recuperación que Sonia, aplicó con un liderazgo notable. Correspondiéndole asumir el cargo de Primer Ministro, y recibiendo el encargo de formar un nuevo gobierno, apareció una variable nueva en democracia: la voz de los mercados. Los temores al gobierno que tuviera en primera persona a Sonia Gandhi, llevó a la peor caída de la bolsa de la India, que se derrumbó en tan solo tres horas un 12%, la baja más fuerte en 125 años, con pérdidas de US$ 29.000 millones. El pánico bursátil respondió al temor de los inversionistas que dos partidos de extrema izquierda que ofrecieron sus votos a Gandhi, para poder hacer la mayoría, la convirtieran en rehén político, y que todo el avance de la “India Luminosa” se perdería, en un proceso de nacionalizaciones, y medidas restrictivas, como poner fin a los programas de corte liberal, y las privatizaciones, sobre las que cimentó su fortaleza Vajpayee. El dato no es menor. Ya no basta ganar en las urnas, ahora los líderes tienen que pasar el cedazo de los mercados.

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