CHILE Y SUS RELACIONES VECINALES
El malestar expresado por Perú, Bolivia y México en la reciente elección del Secretario General de la OEA, indica que el gobierno debe ocuparse a la brevedad posible de recomponer las relaciones vecinales y acercar posiciones con México. Para ello debemos apoyarnos en tres elementos: primero no caer en juegos nacionalistas, ni responder a las urgencias internas que tengan los gobiernos vecinos; segundo, redoblar acciones, actividades donde la voluntad de integración de Chile no deje dudas a nadie y tercero, profundizar los lazos de cooperación económica, comercial, de Defensa, sociales, culturales, empresariales, académicas que son los pilares que sostienen las relaciones internacionales.
La mejor manera de dejar sin bandera de reclamo a sectores nacionalistas- de nuestros vecinos es invitarlos a sumarse a los logros que hemos alcanzado al ser la quinta economía más abierta del mundo. Ser un puente para que ellos también puedan asomarse y tejer sus propias redes de acuerdos que les lleven bienestar a sus pueblos. Fomentar políticas de un potente intercambio para que productos y servicios elaborados en esas naciones, lleguen a los mercados que Chile abrió. Asumir una actitud proactiva que no deje asomo que Chile se ha desacoplado de la Región. Mostrar que Chile efectivamente está preocupado del destino y futuro vecinal. Que importa mucho que logren encontrar un camino de estabilidad, y fortalecimiento institucional. Que sus democracias se afirmen. Que sus líderes, empresarios, trabajadores, prosperen, y que miren a Chile como un aliado cercano. Allí en esas líneas es que debemos de trabajar. Eso nos dará un mejor resultado. Con esas claves, el gobierno bien puede relanzar a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, y organismos como ProChile, líneas de trabajo para un acercamiento que a estas alturas nos resulta más que necesario.
Para que el resultado de la OEA no sea un bumerang, y se ahonden las diferencias vecinales, es atingente ocuparnos a toda marcha y tesón de este malestar. Significa que debemos también nosotros ayudar a construir un clima propicio para que Perú y Bolivia dejen de lado sus aprehensiones y ponernos a trabajar con ellos en la búsqueda del bienestar de nuestros pueblos. Un primer paso, ya lo dieron la semana pasada los Presidentes del Senado de Chile y Perú, Antero Flóres-Araóz y Sergio Romero, quienes establecieron los puentes de la diplomacia parlamentaria y se reunirán los próximos días con el fin de contribuir a calmar las aguas y encausarlas por el camino del claro entendimiento y acercamiento. Como esta feliz iniciativa debe emprenderse otras similares, que pongas las relaciones vecinales siempre en el ámbito diplomático.
Este proceso debe ser impulsado por la Cancillería de Chile, dar todos los pasos necesarios, utilizar los mecanismos que establecidos en la agenda bilateral con cada país, intensificar el diálogo directo con todos los actores que contribuyan a bajar el cauce de las aguas agitadas. Lo que quiere decir que la misma intensidad que acompañó la búsqueda de votos para la OEA, debe ocuparse para el radio de acción vecinal. Y no seguir el paso a una escalada política verbal. Seguir dando vueltas sobre episodios recientes y no tomar la iniciativa es dejar un espacio en blanco para que quienes estén interesados en causar sobresaltos en las relaciones con los vecinos alcancen sus propósitos.
A estas alturas queda en evidencia que le toca al gobierno asumir mayor protagonismo, y liderar los procesos que se requieran. No hay otra fórmula conocida. En buen lenguaje, no debe dejarse estar. Ni esperar que el próximo paso venga de los vecinos. Concentrar la mirada en la Región, permitirá llevar adelante el proceso de integración, unidad, cooperación del que tanto se habla en los foros internacionales. Cada nación tiene la parte que le corresponde y a Chile, le urge recomponer sus relaciones con los vecinos.
La mejor manera de dejar sin bandera de reclamo a sectores nacionalistas- de nuestros vecinos es invitarlos a sumarse a los logros que hemos alcanzado al ser la quinta economía más abierta del mundo. Ser un puente para que ellos también puedan asomarse y tejer sus propias redes de acuerdos que les lleven bienestar a sus pueblos. Fomentar políticas de un potente intercambio para que productos y servicios elaborados en esas naciones, lleguen a los mercados que Chile abrió. Asumir una actitud proactiva que no deje asomo que Chile se ha desacoplado de la Región. Mostrar que Chile efectivamente está preocupado del destino y futuro vecinal. Que importa mucho que logren encontrar un camino de estabilidad, y fortalecimiento institucional. Que sus democracias se afirmen. Que sus líderes, empresarios, trabajadores, prosperen, y que miren a Chile como un aliado cercano. Allí en esas líneas es que debemos de trabajar. Eso nos dará un mejor resultado. Con esas claves, el gobierno bien puede relanzar a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, y organismos como ProChile, líneas de trabajo para un acercamiento que a estas alturas nos resulta más que necesario.
Para que el resultado de la OEA no sea un bumerang, y se ahonden las diferencias vecinales, es atingente ocuparnos a toda marcha y tesón de este malestar. Significa que debemos también nosotros ayudar a construir un clima propicio para que Perú y Bolivia dejen de lado sus aprehensiones y ponernos a trabajar con ellos en la búsqueda del bienestar de nuestros pueblos. Un primer paso, ya lo dieron la semana pasada los Presidentes del Senado de Chile y Perú, Antero Flóres-Araóz y Sergio Romero, quienes establecieron los puentes de la diplomacia parlamentaria y se reunirán los próximos días con el fin de contribuir a calmar las aguas y encausarlas por el camino del claro entendimiento y acercamiento. Como esta feliz iniciativa debe emprenderse otras similares, que pongas las relaciones vecinales siempre en el ámbito diplomático.
Este proceso debe ser impulsado por la Cancillería de Chile, dar todos los pasos necesarios, utilizar los mecanismos que establecidos en la agenda bilateral con cada país, intensificar el diálogo directo con todos los actores que contribuyan a bajar el cauce de las aguas agitadas. Lo que quiere decir que la misma intensidad que acompañó la búsqueda de votos para la OEA, debe ocuparse para el radio de acción vecinal. Y no seguir el paso a una escalada política verbal. Seguir dando vueltas sobre episodios recientes y no tomar la iniciativa es dejar un espacio en blanco para que quienes estén interesados en causar sobresaltos en las relaciones con los vecinos alcancen sus propósitos.
A estas alturas queda en evidencia que le toca al gobierno asumir mayor protagonismo, y liderar los procesos que se requieran. No hay otra fórmula conocida. En buen lenguaje, no debe dejarse estar. Ni esperar que el próximo paso venga de los vecinos. Concentrar la mirada en la Región, permitirá llevar adelante el proceso de integración, unidad, cooperación del que tanto se habla en los foros internacionales. Cada nación tiene la parte que le corresponde y a Chile, le urge recomponer sus relaciones con los vecinos.
2 comentarios
Alejandro Maturana -
paola andrea contreras toledo -
Los medios dan a conocer el Lobby que el gobierno desplegó para llegar a la obtención del cargo, losproblemas que está teniendo chile con los países vecinos, pero falta explicar por qué es beneficioso tanto para nuestro país como para cada uno de sus ciudadanos que José Miguel Insulza sea el nuevo secretario de la OEA.
Yo aún no lo tengo muy claro.