Mercosur: Diálogo político
Diario Financiero 12 - 07 - 2004
La semana pasada en la ciudad de Puerto Iguazú, Argentina, se realizó la XXVI Cumbre del Mercosur, con la participación de 8 jefes de gobierno. Esta Cumbre, no será considerara como una más. Los temas abordados, y la importancia de las reuniones bilaterales que sostuvieron los presidentes que concurrieron, marcan un punto trascendente : se está avanzando en el diálogo político. De allí ha salido el mensaje que Chile y Argentina dejaron restablecidas las confianzas, tras la crisis del gas. Se han recompuesto también las relaciones entre Chile y Venezuela, y se ha incorporado en la calidad de miembros asociados a México y Venezuela, con el mensaje que se puede ampliar más el Mercosur.
Hitos logrados, por permitir la cita un encuentro directo, cara a cara entre nuestros presidentes, lo que ayuda a distender las relaciones internacionales. Sin embargo, el Mercosur, es visto con dos prismas: los que están de acuerdo con su existencia y aquellos que piensan que es absolutamente innecesario. La visión de los seguidores se ampara en señalar que pese a los pocos avances en los compromisos firmados en los 13 años desde su creación en Asunción, en 1991, es un instrumento regional con futuro, al que habrá que esperar para que madure en sincronizar los puntos más difíciles, como son los económicos, financieros, de política agraria, fitosanitaria, Banco Central, Parlamento, y otras materias, donde no se ha dado un cabal cumplimiento a los acuerdos suscritos. Ponen como ejemplo, las tres décadas que duró el proceso de la Comunidad Europea, y piden paciencia para que funcione tal cual como fue inspirado. Le apuestan duro a que su hora le llegará, y tendremos desde nuestra Región una potente zona comunitaria.
Por lo contrario, los enemigos sostienen que se pierde el tiempo, ya que las realidades del peso económico de los miembros, atenta contra la lógica de tener un mercado común con aranceles y beneficios idénticos y balanceados, sustentando su punto de vista, con categóricos ejemplos como ocurrió cuando Brasil, devaluó su moneda el real, pensando más en su política económica interna, que el bienestar de los socios. Además, la defensa de sectores específicos, lo que lleva a constantes roces y disputas como las que están librando hoy mismo Brasil y Argentina, en materia textil, o las que tuvieron en el ámbito automotriz, que ha llevado a romper el eje formado entre Lula y Kirchner, que en su momento apareció como el dúo que marcaría la agenda regional. Sin embargo, lo que arrojo la Declaración y las reuniones bilaterales en Puerto Iguazú, nos abren un espacio para señalar que en el campo político hay una extraordinaria oportunidad. Aunque en lo económico y otras materias no se avance, a un ritmo mejor de lo esperado. Así por ejemplo, Chile, logró afirmar su política de integración regional, acercando posiciones con Argentina y Venezuela.
La semana pasada en la ciudad de Puerto Iguazú, Argentina, se realizó la XXVI Cumbre del Mercosur, con la participación de 8 jefes de gobierno. Esta Cumbre, no será considerara como una más. Los temas abordados, y la importancia de las reuniones bilaterales que sostuvieron los presidentes que concurrieron, marcan un punto trascendente : se está avanzando en el diálogo político. De allí ha salido el mensaje que Chile y Argentina dejaron restablecidas las confianzas, tras la crisis del gas. Se han recompuesto también las relaciones entre Chile y Venezuela, y se ha incorporado en la calidad de miembros asociados a México y Venezuela, con el mensaje que se puede ampliar más el Mercosur.
Hitos logrados, por permitir la cita un encuentro directo, cara a cara entre nuestros presidentes, lo que ayuda a distender las relaciones internacionales. Sin embargo, el Mercosur, es visto con dos prismas: los que están de acuerdo con su existencia y aquellos que piensan que es absolutamente innecesario. La visión de los seguidores se ampara en señalar que pese a los pocos avances en los compromisos firmados en los 13 años desde su creación en Asunción, en 1991, es un instrumento regional con futuro, al que habrá que esperar para que madure en sincronizar los puntos más difíciles, como son los económicos, financieros, de política agraria, fitosanitaria, Banco Central, Parlamento, y otras materias, donde no se ha dado un cabal cumplimiento a los acuerdos suscritos. Ponen como ejemplo, las tres décadas que duró el proceso de la Comunidad Europea, y piden paciencia para que funcione tal cual como fue inspirado. Le apuestan duro a que su hora le llegará, y tendremos desde nuestra Región una potente zona comunitaria.
Por lo contrario, los enemigos sostienen que se pierde el tiempo, ya que las realidades del peso económico de los miembros, atenta contra la lógica de tener un mercado común con aranceles y beneficios idénticos y balanceados, sustentando su punto de vista, con categóricos ejemplos como ocurrió cuando Brasil, devaluó su moneda el real, pensando más en su política económica interna, que el bienestar de los socios. Además, la defensa de sectores específicos, lo que lleva a constantes roces y disputas como las que están librando hoy mismo Brasil y Argentina, en materia textil, o las que tuvieron en el ámbito automotriz, que ha llevado a romper el eje formado entre Lula y Kirchner, que en su momento apareció como el dúo que marcaría la agenda regional. Sin embargo, lo que arrojo la Declaración y las reuniones bilaterales en Puerto Iguazú, nos abren un espacio para señalar que en el campo político hay una extraordinaria oportunidad. Aunque en lo económico y otras materias no se avance, a un ritmo mejor de lo esperado. Así por ejemplo, Chile, logró afirmar su política de integración regional, acercando posiciones con Argentina y Venezuela.
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