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Análisis

China en la mira

Revista Desafío 2004

Veamos lo que China significa a nivel mundial. Durante 20 años es la nación que más ha crecido en términos económicos. El salto de modernización ha sido otro pilar en que descansa su fortaleza. La visión que tuvo el líder Deng Xiaoping, de comprender que el énfasis que estaba puesto en los aspectos ideológicos del marxismo habían conducido al pueblo chino por una senda equivocada y al estancamiento económico. Las reformas propuestas por Deng se encaminarían a reemplazar el debate ideológico por la praxis económica. Deng modificó la causa principal de la política interna, introduciendo con fuerza el tema económico. La idea era la ceración de un socialismo con características chinas. Basado en el desencanto y cansancio producido por largos años de campañas vigilantes y los efectos de la “revolución cultural”, Deng cambió la “revolución permanente” por la reforma económica y la apertura asegurando que “la es también una forma de revolución”.
Deng encontró un argumento de peso al observar que China había cedido grandes oportunidades de desarrollo económico al concentrase en los temas ideológicos, en tanto, sus vecinos asiáticos, Taiwán y Hong Kong, alcanzaban avances y mejores condiciones de vida. Como punto de partida del nuevo proceso de reforma interna, Deng propuso las cuatro modernizaciones: agrícola, industria, científico-tecnológico, y de defensa nacional.
Estas reformas y el proceso de apertura en la política exterior durante su ruta trazada, permitió que el líder chino, adoptara una política internacional distinta, como forma de apoyar el proceso de modernización interno. El tiempo le permitió profundizar las relaciones con Occidente, guiados los flujos comerciales, inversiones y las transferencia tecnológica, como lo elementos claves en el desarrollo económico de un país. Esta interacción con Occidente fue marcando el rumbo de una nueva mirada al mundo y la ejecución de su política internacional. Luego, Jiang Zemin, administró diestramente el proceso de apertura y la forma en que este se inserta en el proceso de globalización. Zemin, en la Cumbre de APEC, de Brunei señaló que “es el objetivo y resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas sociales productivas y del desarrollo científico y tecnológico y es la mayor tendencia”.
Desde el vuelco al capitalismo, en 1978, el crecimiento promedio anual acumulativo de la economía china es del 9,4%. China es la segunda economía del mundo con un PIB de seis trillones de dólares US$ 4.800 per. Cápita. De enero a junio de este año, se instalaron más de 14.000 nuevas empresas extranjeras, un 17,46% más que el año anterior. Las inversiones extranjeras ascendieron, en lo que va de 2004, a 47.001 millones de dólares, un 53,96% por encima de igual período de 2003. A fin de junio, las empresas extranjeras instaladas en el país eran 479.605, con 521.088 millones de dólares de inversiones directas efectivamente realizadas. Estos logros excepcionales reflejan la adopción acelerada de los estándares de una economía capitalista de mercado.
China ha disminuido drásticamente sus aranceles a las importaciones a partir del ingreso a la Organización Mundial de Comercio -diciembre de 2001-. En la actualidad es el país emergente más abierto. Redujo su arancel promedio a las importaciones del 41% en 1994 al 12% en 2004. En julio de este año entró en vigor la nueva ley de comercio exterior, que establece que individuos y empresas, nacionales y extranjeros indistintamente, podrán participar en negocios de importación y exportación, sin requerir aprobación previa del gobierno.
El punto con el cuál hacemos esta aproximación es precisamente la capacidad de trazar una mirada con visión, identificar el objetivo y seguir cada fase hasta llegar a los términos de desarrollo de hoy. Para el caso de Chile, es precisamente esa mirada visionaria que se tuvo para realizar las reformas y una apertura económica, la que se convirtió en una extraordinaria palanca del desarrollo en su economía y el empuje de su comercio.
Con esta lógica de análisis, uno de los pilares está en los procesos de manufactura, alta industrialización e incorporación tecnológica, más por supuesto, el emprendimiento. Visto así, quiere decir que si uno toma los aspectos antes mencionados, podemos darle una nueva escala a los procesos productivos chilenos y establecer elementos complementarios que nos hagan más fácil el andar en estos arenosos caminos. China no la debemos solamente observar en sus resultado –exultantes -, durante dos décadas, sino establecer una ruta lógica que nos acerque a generar cada día más productos y servicios con valor agregado que son los que hoy hacen la diferencia. Por eso, debemos tener al gigante asiático en la mira.

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