Crónicas del Lejano Oriente: Shanghai, crece y crece sin parar, por Libardo Buitrago*
Crónica escrita en Shanghai, China, publicada en El Diario Financiero. 02.06.2005
Un espejo de la China. El boom de la construcción refleja la velocidad del crecimiento de la economía china. Los últimos tiempos se ha tenido que llevar una fuerte mano de obra desde los campos hacia las ciudades, para poder satisfacer la demanda del sector de la construcción. Las grúas, muestran un decorado que cambia radicalmente el paisaje de las principales ciudades de China y con ello, por cierto, el dinamismo de su economía. En Shanghai, literalmente es fiebre de construcción la que se está viviendo. El Delta del río Yangtze -Río Amarillo- se ha convertido en el motor económico de China continental, formado por un total de 16 mega ciudades con Shangai a la cabeza. Ha tenido un rápido crecimiento económico por sobre el promedio de otras zonas de China y un enorme potencial tras 25 años de desarrollo. Viendo las cifras oficiales, este delta creó el 21,6% del PIB total, absorbiendo el 48% del total de las inversiones extranjeras y registrando un 36,9% del volumen nacional de las exportaciones en 2004. El año 2004, Shanghai creció cerca del 12,5% y alcanzó un producto interno bruto valorado en US$ 90.000 millones. Este crecimiento se debe en parte al crecimiento experimentado por la inversión fija, que aumento un 24,4% hasta alcanzar US$ 7.600 millones. Este acelerado desarrollo se debe básicamente al amplio flujo de inversiones extranjeras, al constante avance de la infraestructura y, por cierto, al rol que juega el comercio chino. Allí están las claves que explican el exuberante crecimiento de esta ciudad que maravilla a quienes la visitan Uno de los referentes de este impresionante desarrollo es el puerto de Shanghai. Es uno de los más grandes del mundo y el segundo con mayor movimiento de carga: 170 países y regiones que negocian con China lo hacen a través de este puerto. El cielo de Shanghai, neblinoso con la ayuda de la meteorología y el smog, se ve surcado de grúas y enormes equipos de construcción no sólo en Pudong, la parte más nueva de la ciudad. Por todas partes se pueden observar manzanas cercadas y demolidas, con carteles que anuncian la construcción de complejos muy modernos. Shanghai concentra hoy un tercio de las grúas de construcción en altura del mundo. Esto nos dice como se está proyectando la ciudad para transformarse en una ciudad internacional, la más importante de Asia y que tenga claramente un sitial a nivel mundial. Los precios promedio en el mercado residencial de Shanghai -ciudad que se está convirtiendo en nuevo centro comercial y financiero de China- casi se duplicaron entre 2000 y 2004. Dos barrios de Shanghai -Pudong y Puxi- están entre los 50 mercados de oficinas más caros del mundo. Es decir, el metro cuadrado más caro no está ya en Nueva Cork, ni en Tokio o Londres, está en Shanghai. La demanda especulativa del extranjero, según algunos analistas, representa la mitad o más de las operaciones en la ciudad. Esa presión explica algunas medidas tomadas por el gobierno para enfriar el mercado. El mes pasado, Shanghai se convirtió en la primera ciudad china en imponer un impuesto a las ganancias de capital a propiedades vendidas a menos de un año de la compra. Y el Banco Central redujo los subsidios a las hipotecas y endureció los requisitos de entrada, de manera de maniobrar en medio de esta fiebre inmobiliaria. La economía china, la séptima del mundo, creció a razón de 9,5% anual en el primer trimestre, impulsada por el aumento de las exportaciones y por el consumo, informaron esta semana las autoridades. En su informe anual, el FMI había pronosticado este mes una subida del PIB del 8,5% para 2005. El crecimiento superior a lo esperado reitera el ritmo de expansión de China en 2004. Algunos analistas lo consideran un indicio de que China -uno de los dos motores más fuertes del crecimiento mundial- seguirá impulsando la actividad económica en otras partes del planeta. La inversión externa pesó en los números del trimestre. En una reciente estimación se mencionó que las empresas extranjeras ingresan en el país US$ 1.000 millones por semana. Esto significa US$ 4.000 millones por mes, y si se proyecta en un año se llegará a la espectacular cifra de US$ 48 mil millones nuevos y frescos que ingresan a la pujante economía del gigante asiático. Y Shanghai es una muestra de otra ciudad china que muta su piel para estar en la lista de las grandes metrópolis del orbe. Cuando uno camina en este puerto aprecia que las dimensiones y cuanto más puede crecer la ciudad es una variable sin fácil determinación. Shanghai, crece, crece y crece.
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