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Análisis

España y Chile

Diario Financiero 31 - 01 - 2005

La visita oficial de José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español, a nuestro país, es parte de una elaborada estrategia para posicionar su gobierno mediante el impulso de una fuerte ofensiva diplomática, como la cumplida la semana anterior. Cuidadosamente se escogió a tres países para esta primera gira por América del Sur: Brasil, Argentina y Chile.
Tres fueron los ejes que marcaron esta visita oficial: el primero, reforzar el compromiso político de España con la zona; segundo, respaldar, apoyar y ampliar el esfuerzo de los inversionistas españoles; y tercero sellar compromisos para trabajar en diversos ámbitos de cooperación multilateral y bilateral, con los tres países. Concretamente con Chile, al amparo de la visita oficial, los presidentes Ricardo Lagos, y José Luis Rodríguez Zapatero tuvieron la oportunidad de intercambiar opiniones sobre materias en las que comparten una gran sintonía política, como la reforma a las Naciones Unidas; la relación Unión Europea - Mercosur, el complejo cuadro creado por la situación de Haití, el contacto que sostuvo con los miembros de la colonia española avecindada en nuestro país y su sólido discurso pronunciado en el importante foro empresarial: “Chile-Unión Europea: Chile como plataforma de inversiones en Latinoamérica”.
Fue ante la presencia de destacados empresarios nacionales, y autoridades de gobierno donde Rodríguez Zapatero dejó caer todo el peso de la visión que tiene sobre nuestra nación. No ahorró elogios para el estado de la economía del país, de ella dijo: “...que Chile posee una política macroeconómica sólida, un fuerte dinamismo, una economía abierta y competitiva y recursos cualificados, que son imprescindibles para atraer la inversión extranjera”. Nos recordó que en las últimas dos décadas el país atrajo unos US$ 58 mil millones de inversión extranjera, de los cuales 23% corresponde a empresas españolas –España a invertido US$ 13.600 millones-, en sectores como electricidad, telecomunicaciones, energía, transporte, minería. Además, hizo un fervoroso llamado a que los inversionistas españoles le sigan apostando a nuestra nación. Dio una voz de aliento a las pequeñas y medianas empresas a aprovechar las ventajas que ofrece la globalización, en un proceso de proyección internacional.
En estas líneas, se rescata su apreciación sobre que las Pyme, deben abandonar sus fronteras para invertir en otros mercados. Es decir, no se pueden quedar complacientes con los resultados que entrega la demanda interna, sino expandir sus líneas de negocios globalmente. Por cierto que su visita nos dejó dos convicciones: la certeza jurídica, combinada con la estabilidad económica, política y social, más el emprendimiento interno y externo nos podrá traer gratas noticias para seguir la trayectoria de crecimiento que debe generar mayor riqueza, más empleo, y por supuesto, alcanzar la meta de ser la plataforma de negocios de los países desarrollados para América Latina. José Luis Rodríguez Zapatero, mostró que tiene una especial simetría política con los presidentes de los tres países que visitó y dejó muy avanzado el diálogo con el presidente electo de Uruguay Tabaré Vásquez. Cumplió su objetivo de reconstruir relaciones con lo que llama iberoamérica.
El jefe del gobierno español, sabe y nos hizo sentir la alta valoración que se tiene de Chile a nivel mundial. Es de los pocos países donde las inversiones españolas no han atravesado mayores dificultades. La seguridad jurídica que ofrecemos es una gran palanca de convocatoria a los inversionistas. Por eso, junto a lo estrictamente protocolar que exigió la visita oficial, palpó en terreno, las garantías, beneficios y oportunidades que se abren desde Chile para ser la plataforma de negocios para América Latina. El intercambio comercial bilateral estuvo el año pasado en US$ 1.111 millones. De la visita oficial al presidente Lagos, del trabajo entre los ministros de estado de los dos países, de los encuentros con los empresarios, se deduce que la relación bilateral entre España y Chile es muy potente y sólida. Que se traducirá en efectos internos –más dinamismo para inversionistas españoles-, y una mirada conjunta en el plano internacional.

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