Presidente Mesa en su laberinto
El Diario Financiero 21-03-2005
En un intrincado tablero de ajedrez cruzado por la inestabilidad política, la desconfianza abierta que se abrió entre sociedad y partidos políticos, el Presidente de Bolivia Carlos Mesa, desafiando las leyes de la gravedad, optó por anunciar que se quedará en cumpliendo el mandato que heredó por renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Mesa, ha utilizado varias piezas: la primera de ellas cuando tomó posesión del cargo en octubre del año pasado, propuso la primera gran agenda, que a rasgos generales comprendía reivindicar la salida al océano Pacífico, llevando a todos los foros internacionales sus reclamo, esta bandera prendió con fuerza, encendiendo la llama nacionalista. Propuso llevar a cabo una Asamblea Nacional Constituyente, encargada de la modernización institucional del país; propuso un referéndum para fijar las políticas en hidrocarburos y ofreció su cargo en función de ganar la paz social, que había producido estallidos que finalmente cortaron el periodo de quien lo había seleccionado para ocupar en su tarjetón electoral el cargo de Vicepresidente. Aquí es útil recordar que el Presidente Mesa, tuvo la primera gran oportunidad de construir una base política propia, apoyada en los objetivos de la agenda.
De esa primera agenda, por cierto, que la OEA, el Grupo de Río, y las Naciones Unidas escucharon sus argumentaciones y el resultado, el tema, le dijeron los gobiernos de la región pasa necesariamente por un diálogo bilateral con Chile. En donde obtuvo un resultado favorable fue en el plebiscito del 18 de julio del 2004, cuando sometió a consulta 5 preguntas que obtuvieron un amplio respaldo popular sobre el manejo de los hidrocarburos. Y, el frenazo que le aplicó a la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente fue su primera gran deuda con esa agenda. Surge junto a ello, que Mesa, sutilmente va haciendo un giro político: de estar muy cerca de la izquierda, y tener al líder del Movimiento al Socialismo Evo Morales, de su parte, el escaso avance, lo va empujando hacia la derecha, porque es atingente recordar que hoy no hay fuerzas políticas de centro.
La agitación social de inicio de año, le hizo llegar en situación de extremo a la segunda agenda: la prioridad estuvo en aprobar la Ley de Hidrocarburos, convocar a un referéndum sobre autonomías, la elección popular de los Perfectos algo así como Intendentes-, y de vuelta la Asamblea Nacional Constituyente. En este proceso, sacó una dura carta: puso su renuncia como condición de arreglo político. Y por cierto que lo obtuvo, a través del llamado Acuerdo Nacional firmado con la excepción del MAS de Evo Morales, pero arropado por todas las otras fuerzas políticas. Este acuerdo duró una semana.
Y vuelve el Presidente, en una alocución al país, a responsabilizar al Congreso, y al Fiscal Nacional de dos cosas: de do avanzar en la agenda y de no aplicar procedimientos para contrarrestar los cortes de carreteras y calles. Mesa, sorprende a los actores sociales de Bolivia y manda un proyecto de Ley convocando a elecciones generales de Presidente, Vicepresidente, Senadores y Diputados, llamando a un Consejo y no una Asamblea- Constituyente, lo que no es un dato menor. Es decir, nos vamos todos, en agosto del presente año.
La respuesta fue no, nosotros los Congresistas- nos quedamos. Elija usted. Y Mesa, ante una historia que esperaba que escribiera un amargo capítulo, a contrapelo de lo que se aguardaba, nuevamente en otro mensaje a la nación, asumió que se quedaría hasta completar el periodo es decir el año 2007.
Los Congresistas, le aprobaron la Ley de Hidrocarburos, quizás no la que él más quería pero le dieron una muy parecida que fue celebrada por Evo Morales como un triunfo suyo, cuando en realidad se trató de una derrota que le propinaron sus colegas de la Cámara de Diputados.
Mesa, ha pasado a ser equilibrista, moviéndose de izquierda a derecha, según sean las circunstancias., para no decir, según donde vaya el viento. Agenda, tras agenda, ya van dos. El ya no tiene más espacios, ni movidas que hacer en su tablero. Juró cumplir la constitución, y eso plantea el hecho de llegar, y buscar un acuerdo real, sólido, con los partidos políticos, que son los que tienen los votos para aprobar o rechazar sus iniciativas. Necesita de una base de 80 diputados de un total de 130, y 14 senadores de 27. Es cierto, que no tiene un partido propio. Las condiciones reales de la política le exigen, aproximar a las fuerzas políticas, y eso en el escenario de hoy día, es trabajar con aquellos que tienen el mandato popular. Es solamente por esta vía. No hay otra. Gobernar le exige el cumplimiento constitucional de mantener el orden público. Pero antes de aplicar procedimientos represivos, debe eliminar la base de los reclamos, esto es, preocupación real y cierta por los sectores marginados. Arrebatarles las banderas a los grupos radicales. De hacerlo, podrá evitar una profunda ruptura institucional. En caso contrario, seguirá moviéndose en las esquivas arenas de la agitación y la efervescencia. Cuando se es Presidente de un Estado y Jefe de Gobierno de una Nación, se requiere manejo político, y esto es acordar con los políticos. El Presidente Mesa ha quedado en su laberinto, solo él puede saber donde esta la puerta de la salida de la crisis, y convertir esta amenaza a la estabilidad en una gran oportunidad para construir la Bolivia pujante que queremos y deseamos.
En un intrincado tablero de ajedrez cruzado por la inestabilidad política, la desconfianza abierta que se abrió entre sociedad y partidos políticos, el Presidente de Bolivia Carlos Mesa, desafiando las leyes de la gravedad, optó por anunciar que se quedará en cumpliendo el mandato que heredó por renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Mesa, ha utilizado varias piezas: la primera de ellas cuando tomó posesión del cargo en octubre del año pasado, propuso la primera gran agenda, que a rasgos generales comprendía reivindicar la salida al océano Pacífico, llevando a todos los foros internacionales sus reclamo, esta bandera prendió con fuerza, encendiendo la llama nacionalista. Propuso llevar a cabo una Asamblea Nacional Constituyente, encargada de la modernización institucional del país; propuso un referéndum para fijar las políticas en hidrocarburos y ofreció su cargo en función de ganar la paz social, que había producido estallidos que finalmente cortaron el periodo de quien lo había seleccionado para ocupar en su tarjetón electoral el cargo de Vicepresidente. Aquí es útil recordar que el Presidente Mesa, tuvo la primera gran oportunidad de construir una base política propia, apoyada en los objetivos de la agenda.
De esa primera agenda, por cierto, que la OEA, el Grupo de Río, y las Naciones Unidas escucharon sus argumentaciones y el resultado, el tema, le dijeron los gobiernos de la región pasa necesariamente por un diálogo bilateral con Chile. En donde obtuvo un resultado favorable fue en el plebiscito del 18 de julio del 2004, cuando sometió a consulta 5 preguntas que obtuvieron un amplio respaldo popular sobre el manejo de los hidrocarburos. Y, el frenazo que le aplicó a la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente fue su primera gran deuda con esa agenda. Surge junto a ello, que Mesa, sutilmente va haciendo un giro político: de estar muy cerca de la izquierda, y tener al líder del Movimiento al Socialismo Evo Morales, de su parte, el escaso avance, lo va empujando hacia la derecha, porque es atingente recordar que hoy no hay fuerzas políticas de centro.
La agitación social de inicio de año, le hizo llegar en situación de extremo a la segunda agenda: la prioridad estuvo en aprobar la Ley de Hidrocarburos, convocar a un referéndum sobre autonomías, la elección popular de los Perfectos algo así como Intendentes-, y de vuelta la Asamblea Nacional Constituyente. En este proceso, sacó una dura carta: puso su renuncia como condición de arreglo político. Y por cierto que lo obtuvo, a través del llamado Acuerdo Nacional firmado con la excepción del MAS de Evo Morales, pero arropado por todas las otras fuerzas políticas. Este acuerdo duró una semana.
Y vuelve el Presidente, en una alocución al país, a responsabilizar al Congreso, y al Fiscal Nacional de dos cosas: de do avanzar en la agenda y de no aplicar procedimientos para contrarrestar los cortes de carreteras y calles. Mesa, sorprende a los actores sociales de Bolivia y manda un proyecto de Ley convocando a elecciones generales de Presidente, Vicepresidente, Senadores y Diputados, llamando a un Consejo y no una Asamblea- Constituyente, lo que no es un dato menor. Es decir, nos vamos todos, en agosto del presente año.
La respuesta fue no, nosotros los Congresistas- nos quedamos. Elija usted. Y Mesa, ante una historia que esperaba que escribiera un amargo capítulo, a contrapelo de lo que se aguardaba, nuevamente en otro mensaje a la nación, asumió que se quedaría hasta completar el periodo es decir el año 2007.
Los Congresistas, le aprobaron la Ley de Hidrocarburos, quizás no la que él más quería pero le dieron una muy parecida que fue celebrada por Evo Morales como un triunfo suyo, cuando en realidad se trató de una derrota que le propinaron sus colegas de la Cámara de Diputados.
Mesa, ha pasado a ser equilibrista, moviéndose de izquierda a derecha, según sean las circunstancias., para no decir, según donde vaya el viento. Agenda, tras agenda, ya van dos. El ya no tiene más espacios, ni movidas que hacer en su tablero. Juró cumplir la constitución, y eso plantea el hecho de llegar, y buscar un acuerdo real, sólido, con los partidos políticos, que son los que tienen los votos para aprobar o rechazar sus iniciativas. Necesita de una base de 80 diputados de un total de 130, y 14 senadores de 27. Es cierto, que no tiene un partido propio. Las condiciones reales de la política le exigen, aproximar a las fuerzas políticas, y eso en el escenario de hoy día, es trabajar con aquellos que tienen el mandato popular. Es solamente por esta vía. No hay otra. Gobernar le exige el cumplimiento constitucional de mantener el orden público. Pero antes de aplicar procedimientos represivos, debe eliminar la base de los reclamos, esto es, preocupación real y cierta por los sectores marginados. Arrebatarles las banderas a los grupos radicales. De hacerlo, podrá evitar una profunda ruptura institucional. En caso contrario, seguirá moviéndose en las esquivas arenas de la agitación y la efervescencia. Cuando se es Presidente de un Estado y Jefe de Gobierno de una Nación, se requiere manejo político, y esto es acordar con los políticos. El Presidente Mesa ha quedado en su laberinto, solo él puede saber donde esta la puerta de la salida de la crisis, y convertir esta amenaza a la estabilidad en una gran oportunidad para construir la Bolivia pujante que queremos y deseamos.
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maurita -