Bush: en arenas movedizas
Diario Financiero 21 - 06 - 2004
El informe preliminar de la Comisión del Congreso de los Estados Unidos que investiga todos los acontecimientos relacionados con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, y la actuación del Gobierno, antes y después de esa fatídica fecha, no encontró pruebas reales que vincularan a Saddam Hussein con la red terrorista de Al Qaeda, como lo sostiene la administración Bush, lo que nos hace prever que le vendrán sobresaltos al Mandatario.
Junto con las pérdidas de efectivos durante la invasión y caída de Saddam Hussein, el presidente George W. Bush, sufre un duro impacto en su credibilidad. Al derrumbarse los dos pilares sobre los cuáles fundamentó la guerra en Irak, ha queda en una situación políticamente precaria, por lo que la legitimidad de esta operación militar se le cae a pedazos, y podría agravarse por las revelaciones que el Alto Mando Militar ordenó directamente los maltratos y vejámenes a los prisioneros iraquíes. Y si algo faltaba al escándalo, el secretario de la Defensa Donald Runsfeld, fue acusado de autorizar una detención sin que quedara registrada.
Lo peor está por venir para el mandatario Y tiene que ver con la politización de la guerra, que se incorporó a la campaña presidencial. Con las primeras conclusiones de la Comisión investigadora, el candidato demócrata John F. Kerry, se lanzó en picada contra Bush, señalándolo de haber engañado a los Estados Unidos, al insistir en una relación entre Hussein y Al Qaeda. Y si fuera poco, el influyente New York Times, abiertamente le solicitó una disculpa pública a los ciudadanos por haberles mentido El punto es que Bush, planificó una guerra, construyendo dos ideas fuertes: que Irak, tenía un amplio arsenal de armas de destrucción masiva, y sólidos lazos con Osama Bin Laden, lo que representaba una amenaza para la seguridad de los países de la Región del Golfo Pérsico y para el propio EE.UU. Hoy, esos fundamentos no están.
Así, Bush se deberá enfrentar a que lo llamen mentiroso y haber fabricado una ofensiva militar de grandes proporciones, sin que obedecieran a una guerra justa contra el terrorismo, -según sus propias palabras-. Más dañado saldrá, además, de las revelaciones que están entregando los miembros del Alto Mando Militar en Irak. Una investigación estableció que fue directamente el general de tres estrellas Ricardo Sánchez, el máximo responsable de todas las operaciones en Irak, de haber ordenado el maltrato a los prisioneros.
A Bush, aún le aguardan días amargos cuando la comisión investigadora presente su informe definitivo a fines de julio. Y sus dolores de cabeza, no se resuelven con el traspaso del poder a los iraquíes el próximo 30 de junio.
El informe preliminar de la Comisión del Congreso de los Estados Unidos que investiga todos los acontecimientos relacionados con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, y la actuación del Gobierno, antes y después de esa fatídica fecha, no encontró pruebas reales que vincularan a Saddam Hussein con la red terrorista de Al Qaeda, como lo sostiene la administración Bush, lo que nos hace prever que le vendrán sobresaltos al Mandatario.
Junto con las pérdidas de efectivos durante la invasión y caída de Saddam Hussein, el presidente George W. Bush, sufre un duro impacto en su credibilidad. Al derrumbarse los dos pilares sobre los cuáles fundamentó la guerra en Irak, ha queda en una situación políticamente precaria, por lo que la legitimidad de esta operación militar se le cae a pedazos, y podría agravarse por las revelaciones que el Alto Mando Militar ordenó directamente los maltratos y vejámenes a los prisioneros iraquíes. Y si algo faltaba al escándalo, el secretario de la Defensa Donald Runsfeld, fue acusado de autorizar una detención sin que quedara registrada.
Lo peor está por venir para el mandatario Y tiene que ver con la politización de la guerra, que se incorporó a la campaña presidencial. Con las primeras conclusiones de la Comisión investigadora, el candidato demócrata John F. Kerry, se lanzó en picada contra Bush, señalándolo de haber engañado a los Estados Unidos, al insistir en una relación entre Hussein y Al Qaeda. Y si fuera poco, el influyente New York Times, abiertamente le solicitó una disculpa pública a los ciudadanos por haberles mentido El punto es que Bush, planificó una guerra, construyendo dos ideas fuertes: que Irak, tenía un amplio arsenal de armas de destrucción masiva, y sólidos lazos con Osama Bin Laden, lo que representaba una amenaza para la seguridad de los países de la Región del Golfo Pérsico y para el propio EE.UU. Hoy, esos fundamentos no están.
Así, Bush se deberá enfrentar a que lo llamen mentiroso y haber fabricado una ofensiva militar de grandes proporciones, sin que obedecieran a una guerra justa contra el terrorismo, -según sus propias palabras-. Más dañado saldrá, además, de las revelaciones que están entregando los miembros del Alto Mando Militar en Irak. Una investigación estableció que fue directamente el general de tres estrellas Ricardo Sánchez, el máximo responsable de todas las operaciones en Irak, de haber ordenado el maltrato a los prisioneros.
A Bush, aún le aguardan días amargos cuando la comisión investigadora presente su informe definitivo a fines de julio. Y sus dolores de cabeza, no se resuelven con el traspaso del poder a los iraquíes el próximo 30 de junio.
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