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Análisis

Bush y Kerry en tierra derecha

Octubre - 2004

A días de la votación – se adelantó en cuatro Estados-, en los Estados Unidos, los encuestadores no han podido definir una clara tendencia de las preferencias en la intención de voto, lo que podría estar reflejando un hecho: será una elección muy apretada en términos de resultados. Tomando los doce últimos sondeos, y promediándolos, estos nos revelan que el actual Presidente George W. Bush, tiene un punto porcentual sobre su adversario John F. Kerry. Sin embargo, es preciso señalar que las encuestas a las que hacemos referencia son de orden nacional, y no Estatal, que es cómo realmente se definirá el próximo presidente.
Las dos campañas se han orientado en esta recta final a intentar seducir el voto de los indecisos, partiendo de un supuesto, que la radicalización lograda durante los cuatro debates televisivos –tres de los candidatos presidenciales y uno de los vicepresidentes-, alineó los votos según el partido político. Visto de esta manera, Bush tiene cerradamente el apoyo republicano y a su vez Kerry, logró encarrilar los demócratas tras su nombre. Quedando entonces el 20% de indecisos, algo así como 10.000.000 de indecisos que podrán inclinar la balanza y definir el vencedor de los comicios electorales.
Por eso, la batalla se ha concentrado en los 11 estados indecisos. Tradicionalmente, quién gana dos de estos tres estados, Florida, Ohio, y Pensilvania, tiene asegurada la Presidencia. El 2000 Bush lo hizo en la Florida – con el consiguiente polémico resultado – que zanjó el Tribunal Supremo Federal, y Ohio. Al Gore conquistó el favor popular en Pensilvania. El esfuerzo, que harán durante estos días finales, corresponde a lugares donde pueden lograr progresos, en los indecisos. Con encuestas, sondeos, a mano, Bush y Kerry, diariamente estudian las ciudades, donde deben concurrir con la esperanza de levantar votos. Por eso, seguramente, le habrá llamado la atención que no recorran el principal Estado –California-, que reporta 54 votos del Colegio Electoral. A primera vista, Kerry, supone que se repetirá la historia de hace cuatro años y ganarán los demócratas. Y a su vez Bush, estima que con la elección del Gobernador Arnold Schwarzenegger, ya se aseguraron esos votos.
Los indicadores nos están adelantando un escenario muy fino en la estrategia desplegada para llegar a obtener la mayoría de los 538 votos del Colegio Electoral, esto es, 270. Para este efecto, han tomando las lecciones de la compleja elección entre Bush y Gore, los Comandos de las Campañas, de no dejar nada al azar, o dar por sentado que los estados no cambian de color político y monitorean diariamente la tendencia de la intención del voto. Por ejemplo, Kerry tuvo que llamar con urgencia a un convaleciente Bill Clinton –operado de una cirugía al corazón- para afirmar Pensilvania, donde el ex presidente es escuchado y en sus dos elecciones recibió un alto apoyo. Por eso, ha entrado de nuevo en escena, junto a su equipo de asesores, para apuntalar al Senador Kerry, muy necesitado de votos, y que ahora no le molesta la sombra de Clinton, de la que quiso separarse por conveniencias en un momento. Hoy no hay lugar para el pudor. Solo cabe los votos.
El mosaico del tablero electoral de los Estados Unidos es de alta complejidad. Por ejemplo, en las votaciones del año 2000, Al Gore, logró más votos individuales, pero perdió en el número de electores del Colegio Electoral. Bush, teniendo menos votos que Gore, ganó en más Estados, por el reparto proporcional que se realiza cada diez años, a cada estado se le asigna de acuerdo a la población, el número de congresistas que constituyen la Cámara de Representantes en Washington. Así, el número de “votos electorales”, corresponde al de congresistas más dos, pues cada estado, tiene además dos senadores. Son esos votos, y no el voto popular, los que determinan la elección del Presidente, con la peculiaridad de que no se reparten proporcionalmente, sino se aplica la fórmula – que es la regla de oro de la democracia -, de el “ganador se queda con todos los votos”. Es decir, por mínima que sea la ventaja, el resultado es 100% para el ganador, como el tormentoso proceso en la Florida.
Aún es muy temprano aventurar un ganador. Bush que antes de los debates llevaba una nítida diferencia sobre Kerry, ha visto un repunte espectacular de su adversario. ¿ Logrará la idea de cuatro años más para Bush ganar?. “O fuertes al interior y respetados en el mundo”, el grito de guerra de Kerry, ¿desalojará al actual mandatario de la Casa Blanca?

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