¿A quién amenaza Corea del Norte?
Diario Financiero 14 - 02 - 2005
Kim Jong il el Presidente de Corea del Norte reconoció formal y oficialmente que su país posee armas nucleares. El anuncio es la ratificación que de tiempo atrás ha concentrado recursos para contar con un arsenal atómico, que debe tener preocupado a las naciones que están en su radio de acción.
A Kim no le ha importado que el Presidente de los Estados Unidos George W. Bush lo haya agregado en la lista de países del eje del mal que por cierto, la nueva Secretaria de Estado Condolezza Rice, extendió a Bielorrusia, Birmania, Cuba, Norte, Irán y Zimbabwe. Son seis que ocupan esta membresía.
No es un dato nuevo, la capacidad nuclear de la nación asiática, considerada la más cerrada y uno de los últimos bastiones de un comunismo estalinista, renuente a abrirse, establecer vínculos diplomáticos, y por sobre todo, a zanjar el tema de la reunificación con la próspera hermana del sur.
El Gobierno de Bush, conoce y tiene en su poder, -según lo describe en su libro Bush en guerra, el destacado periodista Bob Woodward, célebre por el rol en el caso Watergate, que concluyó con la caída del poder de Richard Nixon - fotografías satelitales que reflejan el hambre, la tortura, la brutalidad en los campos de prisioneros a gran escala en Corea del Norte. Por supuesto, que el Pentágono, ha monitoreado el desarrollo del programa nuclear de Pyongyang.
Kim Jong il, junto con notificar su capacidad de contar con armas nucleares, se retiró de las negociaciones, con los Estados Unidos, Rusia, Japón, Corea del Sur y China. ¿Se trata de una movida estratégica? ¿O busca tensionar nuevamente la península coreana, para abrir negociaciones que le permitan a su régimen recibir más ayuda económica? ¿Es una advertencia, o un punto de negociación?
En cualquiera de las respuestas que tengamos a las preguntas que nos hemos formulado, el líder de Corea del Norte al primero que le manda el mensaje es a Bush, ya que en una alocución radial el 12 de febrero del 2002, dijo Recuerdo al mundo que Estados Unidos no permitirá a Corea del Norte ni a cualquier otro régimen peligroso que amenace la libertad con armas de destrucción masiva", justo antes de un viaje que lo levó a una gira de seis días por Japón, Corea del Sur y China. Tres años exactamente después Kim Jong il, le quiere tomar la temperatura a las advertencias de Bush.
Por lo pronto, Washington ha enviado un mensaje para que sea la instancia del diálogo donde se reimpulsen las discusiones multilaterales estancadas, seguramente con la esperanza que Kim, sea persuadido a sentar a lo menos a conversar para bajar la tensión.
Corea del Norte, deja en un dilema a la actual Administración de la Casa Blanca, y es cómo conciliar un contundente discurso que ha sido la constante de su política exterior, y la respuesta a una aceptada calidad de portar armas nucleares, y de destrucción masiva. El punto más álgido es que la invasión a Irak, estuvo fundamentada en representar el régimen de Saddam Hussein una amenaza para la seguridad de la Región del Golfo Pérsico y Medio Oriente, y en consecuencia el objetivo político trazado fue derribarlo del poder. Ahora bien, Corea del Norte le dice a la Casa Blanca, no manden inspectores de la Agencia de Energía Atómica, tenemos armas nucleares. ¿Cómo conciliará el discurso político Bush? ¿La amenaza que representaba Hussein, no es acaso mucho menor que lo que acaba de hacer el líder de Corea del Norte?
Resolver la dicotomía lanzada por Kim Jong il, es la dura tarea de la Administración Bush. Hoy Corea del Sur y Japón se deben sentir realmente amenazados, ya que bastaría que el Estado proporcionalmente más militarizado del mundo, que técnicamente está en guerra con su hermano del sur pusiera una ojiva nuclear en uno de los misiles de alcance intermedio con los que cuenta para alterar la seguridad en esa zona asiática.
Seguramente, no se ha detectado los ejercicios bélicos, ensayos, entrenamientos que demuestren una sofisticada tecnología dispuesta de inmediato para lanzar un ataque. Y sea este elemento quizás lo que tiene relativamente tranquilos a los estrategas de las principales potencias.
Puede ser que se interprete, otra vez más, que la movida de Kim Jong il para atraer la atención mundial, tener como contraparte directa a los Estados Unidos, provocando preocupación en la comunidad internacional léase en el siguiente orden: Corea del Sur y Japón-, para elevar su capacidad de negociación en la búsqueda de recibir ayuda económica, o derechamente disuadir a los Estados Unidos, que no la podrá atacar, porque también tiene capacidad de respuesta. Incluso, los norcoreanos se dan el lujo de amenazar e insultar al mismo Presidente Bush.
Estamos concurriendo a unos tiempos del chantaje del terror. El punto es que se le ha hablado al mundo que no se dejará prosperar estas amenazas. Por menos, se fue a la guerra en Irak. Entonces, como no perder credibilidad tras recibir esta clara notificación. ¿Aquí si cabrá la capacidad diplomática y se insistirá en ella para salvar esta nueva crisis? ¿O quedará el precedente de golpear al que no tiene con que responder? Si se impusiera esta lógica, muchos países se verán tentados a imitar a Corea del Norte. Nos queda entonces plantear la pregunta: ¿A quién amenaza Corea del Norte?.
Kim Jong il el Presidente de Corea del Norte reconoció formal y oficialmente que su país posee armas nucleares. El anuncio es la ratificación que de tiempo atrás ha concentrado recursos para contar con un arsenal atómico, que debe tener preocupado a las naciones que están en su radio de acción.
A Kim no le ha importado que el Presidente de los Estados Unidos George W. Bush lo haya agregado en la lista de países del eje del mal que por cierto, la nueva Secretaria de Estado Condolezza Rice, extendió a Bielorrusia, Birmania, Cuba, Norte, Irán y Zimbabwe. Son seis que ocupan esta membresía.
No es un dato nuevo, la capacidad nuclear de la nación asiática, considerada la más cerrada y uno de los últimos bastiones de un comunismo estalinista, renuente a abrirse, establecer vínculos diplomáticos, y por sobre todo, a zanjar el tema de la reunificación con la próspera hermana del sur.
El Gobierno de Bush, conoce y tiene en su poder, -según lo describe en su libro Bush en guerra, el destacado periodista Bob Woodward, célebre por el rol en el caso Watergate, que concluyó con la caída del poder de Richard Nixon - fotografías satelitales que reflejan el hambre, la tortura, la brutalidad en los campos de prisioneros a gran escala en Corea del Norte. Por supuesto, que el Pentágono, ha monitoreado el desarrollo del programa nuclear de Pyongyang.
Kim Jong il, junto con notificar su capacidad de contar con armas nucleares, se retiró de las negociaciones, con los Estados Unidos, Rusia, Japón, Corea del Sur y China. ¿Se trata de una movida estratégica? ¿O busca tensionar nuevamente la península coreana, para abrir negociaciones que le permitan a su régimen recibir más ayuda económica? ¿Es una advertencia, o un punto de negociación?
En cualquiera de las respuestas que tengamos a las preguntas que nos hemos formulado, el líder de Corea del Norte al primero que le manda el mensaje es a Bush, ya que en una alocución radial el 12 de febrero del 2002, dijo Recuerdo al mundo que Estados Unidos no permitirá a Corea del Norte ni a cualquier otro régimen peligroso que amenace la libertad con armas de destrucción masiva", justo antes de un viaje que lo levó a una gira de seis días por Japón, Corea del Sur y China. Tres años exactamente después Kim Jong il, le quiere tomar la temperatura a las advertencias de Bush.
Por lo pronto, Washington ha enviado un mensaje para que sea la instancia del diálogo donde se reimpulsen las discusiones multilaterales estancadas, seguramente con la esperanza que Kim, sea persuadido a sentar a lo menos a conversar para bajar la tensión.
Corea del Norte, deja en un dilema a la actual Administración de la Casa Blanca, y es cómo conciliar un contundente discurso que ha sido la constante de su política exterior, y la respuesta a una aceptada calidad de portar armas nucleares, y de destrucción masiva. El punto más álgido es que la invasión a Irak, estuvo fundamentada en representar el régimen de Saddam Hussein una amenaza para la seguridad de la Región del Golfo Pérsico y Medio Oriente, y en consecuencia el objetivo político trazado fue derribarlo del poder. Ahora bien, Corea del Norte le dice a la Casa Blanca, no manden inspectores de la Agencia de Energía Atómica, tenemos armas nucleares. ¿Cómo conciliará el discurso político Bush? ¿La amenaza que representaba Hussein, no es acaso mucho menor que lo que acaba de hacer el líder de Corea del Norte?
Resolver la dicotomía lanzada por Kim Jong il, es la dura tarea de la Administración Bush. Hoy Corea del Sur y Japón se deben sentir realmente amenazados, ya que bastaría que el Estado proporcionalmente más militarizado del mundo, que técnicamente está en guerra con su hermano del sur pusiera una ojiva nuclear en uno de los misiles de alcance intermedio con los que cuenta para alterar la seguridad en esa zona asiática.
Seguramente, no se ha detectado los ejercicios bélicos, ensayos, entrenamientos que demuestren una sofisticada tecnología dispuesta de inmediato para lanzar un ataque. Y sea este elemento quizás lo que tiene relativamente tranquilos a los estrategas de las principales potencias.
Puede ser que se interprete, otra vez más, que la movida de Kim Jong il para atraer la atención mundial, tener como contraparte directa a los Estados Unidos, provocando preocupación en la comunidad internacional léase en el siguiente orden: Corea del Sur y Japón-, para elevar su capacidad de negociación en la búsqueda de recibir ayuda económica, o derechamente disuadir a los Estados Unidos, que no la podrá atacar, porque también tiene capacidad de respuesta. Incluso, los norcoreanos se dan el lujo de amenazar e insultar al mismo Presidente Bush.
Estamos concurriendo a unos tiempos del chantaje del terror. El punto es que se le ha hablado al mundo que no se dejará prosperar estas amenazas. Por menos, se fue a la guerra en Irak. Entonces, como no perder credibilidad tras recibir esta clara notificación. ¿Aquí si cabrá la capacidad diplomática y se insistirá en ella para salvar esta nueva crisis? ¿O quedará el precedente de golpear al que no tiene con que responder? Si se impusiera esta lógica, muchos países se verán tentados a imitar a Corea del Norte. Nos queda entonces plantear la pregunta: ¿A quién amenaza Corea del Norte?.
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yabarrena -