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Análisis

¡ Saquen las manos del Líbano!

Diario Financiero. 04-03-2005.

El Líbano está viviendo una fuerte tensión política, luego del asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri, en un violento atentado en pleno centro de Beirut, hace dos semanas atrás. Hariri, tenía una línea política que buscaba la retirada de las tropas sirias de su país. Sus seguidores, se lanzaron a la calle a pedir una exhaustiva investigación para establecer quién o quienes ordenaron su crimen, abriendo una crisis política que ha cobrado ya el precio de la caída del Primer Ministro Omar Karami, que dejó debilitado al Presidente Emil Lahud, y que marca el camino al retiro de los 16.000 soldados sirios desplegados en el Líbano.
El factor Hariri, fue el detonante de protestas populares que están cambiando el paisaje político libanés y pondrá término al fuerte tutelaje político de Siria sobre El Líbano, afianzado con un importante despliegue militar. La oposición al gobierno de Lahud, le han enviado un poderoso mensaje: estamos en Intifada- protesta-. Y si no se mueve adecuadamente su propia presidencia, corre peligro.
La presencia militar de Siria en el Líbano se remonta a 1976, cuando envió cerca de 30.000 soldados en un acuerdo con la Liga Árabe para mediar en la guerra civil libanesa. Pero tras el conflicto, los acuerdos de Taef garantizaban la presencia del ejército sirio, como contrapeso a la invasión israelí. Los acuerdos de Taef, firmados en 1989 y que pusieron fin a la guerra civil, establecieron una redistribución de poder entre las diferentes comunidades, de la que salieron fortalecidos los musulmanes.
Dentro de cada una de las diferentes comunidades que componen el complejo mosaico social hay partidarios y detractores del tutelaje de Damasco. La disyuntiva entre mantener la dependencia de Siria o progresar hacia la autonomía ha condicionado tradicionalmente la política libanesa. Durante años la comunidad internacional aceptó el 'status quo' y asumió la presencia de tropas sirias e israelíes en territorio libanés como parte del delicado equilibrio que vivía Oriente Medio. Sin embargo, desde que en el año 2000 Israel retiró a sus soldados tras 22 años de ocupación, la presión internacional sobre Siria para que abandone El Líbano ha ido en aumento. El fervor popular, de los últimos días inclina la balanza por la salida de los sirios, sus tropas y sus servicios de seguridad.
En el nuevo contexto internacional, condicionado por la política que está aplicando EEUU en esa Región, particularmente la fuerte presión sobre Siria, considerado por Washington como parte del 'eje del mal', ha crecido considerablemente. En esta dirección, ha sumado los respaldos de Francia, España, Rusia.
En septiembre de 2004, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1559, por la que se instaba a todas las fuerzas extranjeras a salir de El Líbano y a respetar la soberanía del país. Esto fue como reacción al proceso constitucional que se estaba llevando a cabo en Beirut. Washington y París responsabilizaron a Siria de estar detrás de la decisión del gobierno de El Líbano de enmendar la Constitución, que permite a un Presidente permanecer en su cargo sólo seis años, sin posibilidad de renovar el mandato. Ya que Lahud, es abiertamente pro sirio.
La reforma constitucional abría paso a un nuevo mandato del presidente pro sirio Emil Lahud, quien debía pasar a retiro. Rafic Hariri, a la sazón primer ministro de El Líbano, se opuso a ese cambio legal. Tras aprobarse la reelección del presidente, Hariri renunció como primer ministro y, como diputado, se fue aproximando cada vez más al grupo que pedía el fin del resguardo de Damasco. Su asesinato, aceleró los procesos políticos, y sin duda Siria, tendrá que abandonar El Líbano, y los propios libaneses mostrar que se pueden gobernar sin tutela de ninguna potencia, ni cercana ni lejana. Y estas a su vez, a comprometerse a no interferir en los asuntos internos. Todos tienen que sacar sus manos del Líbano, y dejarlos que apliquen un principio básico del derecho internacional: la autodeterminación de los pueblos. A su vez, los libaneses, jugarse a fondo para que no vuelva el fantasma de la guerra civil que hizo posible la presencia de fuerzas extranjeras, para detener el baño de sangre. Esto se logra, con el reconocimiento de la diversidad nacional, y la solución de sus problemas por las vías democráticas.

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