Chile y Bolivia: Nuevos Vientos
Telmex Empresas 22 - 12 - 2004
La Cumbre del Mercosur que se realizó en la ciudad de Ouro Preto, y la reciente Cumbre de Cusco, donde se lanzó la Comunidad Sudamericana de Naciones, ha sido una excelente oportunidad para los países de nuestra región para proponer avances en el proceso de integración. O discutir ácidamente sobre los intercambios comerciales como es el caso de Argentina y Brasil.
Además estas cumbres han servido para crear los espacios para distender estados de ánimo. Así, el Presidente Ricardo Lagos y su colega Carlos Mesa de Bolivia, en una informal reunión, acercaron posiciones y trazaron las líneas centrales de un diálogo bilateral que incluya ampliamente todos los temas. Con Perú, esto había ocurrido igualmente.
Cusco y Ouro Preto han servido de plataforma para que los encuentros entre los presidentes, Lagos, Toledo, Mesa y Kirchner, y sus cancilleres, hayan facilitado una descompresión que está dando pasos a un revitalizado diálogo. Así, los mandatarios acordaron la necesidad de que los cancilleres afinen una agenda amplia con el fin de acordar una reunión más acotada, y con carácter de oficial, la que seguramente se llevará a cabo en el marco de la próxima Cumbre del Mercosur en Paraguay, el año 2005.
Lo central de esta reunión, es que el ánimo bilateral entre Chile y Bolivia, es distinto. Refleja el trabajo desarrollado por los Ministros de Relaciones Exteriores, Ignacio Walker y José Ignacio Siles, para elaborar una agenda común que logre allanar el camino, que facilite dejar atrás las diferencias, entre La Paz y Santiago, luego que el Presidente Mesa, pusiera en marcha su política exterior con el objetivo de plantear el tema de la salida al mar en todos los foros internacionales.
Esto provocó una reacción de Chile, y en este tiempo el cuadro fue: Bolivia insistiendo en llevar al escenario multilateral su reivindicación de salida al mar, y Chile respondiendo en los mismos espacios que es un tema exclusivamente bilateral. Y ahí nos fuimos, desaprovechando tiempo valioso en progresar en nuestras materias.
Chile y Bolivia, han visto como en estos 11 meses marcados por el conflicto, requieren avanzar en la integración en materias como las económicas, financieras, aduaneras, de cooperación, infraestructura, y otras áreas para enriquecer la relación bilateral. La forma en que han transcurrido los discursos en el seno de la Cumbre del Mercosur, dan cuenta de esta nueva realidad: Se ha tomado el camino de bajar el tono, buscar la armonía, el entendimiento como el eje de que debe primar en nuestras relaciones y sobre todo sin restricción de temas.
Muchas veces uno se pregunta sobre la verdadera utilidad de este tipo de Cumbres. De hecho, se dejaron caer críticas sobre el poco avance en el Mercosur. Tienen dificultades, pero una gran virtud, es una ventana de diálogo político bilateral, que facilita reuniones informales, como las sostenidas entre Lagos y Mesa, y a su vez, para que temas candentes como la áspera relación que están sosteniendo Argentina y Brasil se discutan cara a cara entre los presidentes. Lula y Kirchner se dijeron sin sutilezas que ya no están los tiempos para lo que hace un año atrás se pregonaba como una sólida alianza entre Buenos Aires y Brasilia. Hoy los ánimos no están para decir que están en buen pie las relaciones entre estos dos gigantes. Más bien los buenos vientos empiezan a soplar entre Chile y Bolivia.
La Cumbre del Mercosur que se realizó en la ciudad de Ouro Preto, y la reciente Cumbre de Cusco, donde se lanzó la Comunidad Sudamericana de Naciones, ha sido una excelente oportunidad para los países de nuestra región para proponer avances en el proceso de integración. O discutir ácidamente sobre los intercambios comerciales como es el caso de Argentina y Brasil.
Además estas cumbres han servido para crear los espacios para distender estados de ánimo. Así, el Presidente Ricardo Lagos y su colega Carlos Mesa de Bolivia, en una informal reunión, acercaron posiciones y trazaron las líneas centrales de un diálogo bilateral que incluya ampliamente todos los temas. Con Perú, esto había ocurrido igualmente.
Cusco y Ouro Preto han servido de plataforma para que los encuentros entre los presidentes, Lagos, Toledo, Mesa y Kirchner, y sus cancilleres, hayan facilitado una descompresión que está dando pasos a un revitalizado diálogo. Así, los mandatarios acordaron la necesidad de que los cancilleres afinen una agenda amplia con el fin de acordar una reunión más acotada, y con carácter de oficial, la que seguramente se llevará a cabo en el marco de la próxima Cumbre del Mercosur en Paraguay, el año 2005.
Lo central de esta reunión, es que el ánimo bilateral entre Chile y Bolivia, es distinto. Refleja el trabajo desarrollado por los Ministros de Relaciones Exteriores, Ignacio Walker y José Ignacio Siles, para elaborar una agenda común que logre allanar el camino, que facilite dejar atrás las diferencias, entre La Paz y Santiago, luego que el Presidente Mesa, pusiera en marcha su política exterior con el objetivo de plantear el tema de la salida al mar en todos los foros internacionales.
Esto provocó una reacción de Chile, y en este tiempo el cuadro fue: Bolivia insistiendo en llevar al escenario multilateral su reivindicación de salida al mar, y Chile respondiendo en los mismos espacios que es un tema exclusivamente bilateral. Y ahí nos fuimos, desaprovechando tiempo valioso en progresar en nuestras materias.
Chile y Bolivia, han visto como en estos 11 meses marcados por el conflicto, requieren avanzar en la integración en materias como las económicas, financieras, aduaneras, de cooperación, infraestructura, y otras áreas para enriquecer la relación bilateral. La forma en que han transcurrido los discursos en el seno de la Cumbre del Mercosur, dan cuenta de esta nueva realidad: Se ha tomado el camino de bajar el tono, buscar la armonía, el entendimiento como el eje de que debe primar en nuestras relaciones y sobre todo sin restricción de temas.
Muchas veces uno se pregunta sobre la verdadera utilidad de este tipo de Cumbres. De hecho, se dejaron caer críticas sobre el poco avance en el Mercosur. Tienen dificultades, pero una gran virtud, es una ventana de diálogo político bilateral, que facilita reuniones informales, como las sostenidas entre Lagos y Mesa, y a su vez, para que temas candentes como la áspera relación que están sosteniendo Argentina y Brasil se discutan cara a cara entre los presidentes. Lula y Kirchner se dijeron sin sutilezas que ya no están los tiempos para lo que hace un año atrás se pregonaba como una sólida alianza entre Buenos Aires y Brasilia. Hoy los ánimos no están para decir que están en buen pie las relaciones entre estos dos gigantes. Más bien los buenos vientos empiezan a soplar entre Chile y Bolivia.
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