El anillo energético, por Libardo Buitrago
Artículo publicado en la página editorial del Diario Financiero. 28.06.2005
En la Cumbre del Mercosur celebrada en Asunción se tomó la decisión política de concretar el anillo energético que involucra a los países miembros de este mercado -en su calidad de socio pleno o asociado- siendo el anuncio más importante de la declaración de los jefes de Estado que lanzaron esta iniciativa. ¿Cuánto le conviene a Chile involucrarse en esta iniciativa? ¿ se tendrá la seguridad que el suministro de gas se respetará? Son las dos preguntas que resulta útil ocuparse de ella El proyecto del anillo energético tiene a Perú como el eje abastecedor de gas desde sus yacimientos, considerándose básicamente que Camisea es el nutriente principal. En este cuadro, Chile es una pieza vital de conexión para concretar esta iniciativa. La iniciativa pretende contrarrestar la escasez de energía que afecta a los países de esta parte de la región. Sin embargo, para convertirla en realidad y evitar las amargas experiencias recientes con el suministro del gas, Chile debe primero asegurarse que los estudios técnicos que se realicen sobre la real magnitud de las reservas de gas, disponibilidad y horizonte de explotación en el tiempo sean realizados por organismos especializados, bajo la coordinación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ya ofreció sus servicios en esta dirección. Estos estudios y conclusiones son relevantes para dimensionar el tamaño del anillo energético, enfrentado incluso frente a las tasas de crecimiento y demanda de energéticos que tienen las naciones para atender una mayor demanda de gas. Estos estudios nos darán las certezas sobre la magnitud de la oferta energética que se tendría al alcance. Segundo, la base de traducir en tratados acuerdos que le den vida a un proyecto de esta envergadura, debe discurrir dentro de un marco institucional por medio del cual los países involucrados ofrezcan y cumplan con garantías jurídicas reales y den certidumbre jurídica de cumplimiento de que las inversiones quedarán debidamente protegidas, que las demandas serán satisfechas según los protocolos, y que las restricciones no podrán quedar atadas a los complejos cuadros internos de cada nación. Participar en este proyecto debe llevar el compromiso fehaciente que los contratos que surjan de esta iniciativa serán honrados, respetados y cumplidos. Con esos elementos se podrá concurrir a facilitar los acuerdos que se requieren para que con el anillo energético se logre la autonomía energética regional y contribuya el crecimiento económico sostenido de los países de América del Sur. Esta es la mejor manera de realizar la integración física regional que tanto se pregona. El proyecto contempla el tendido de un gasoducto de 1.200 kilómetros desde Pisco, Perú, hasta Tocopilla en el norte chileno con un costo estimado de US$ 2.500 millones que sería financiado por el BID. También es preciso advertir que no sólo se debe esperar que Perú sea el principal país que suministre el gas. Con sus reservas y proyecciones de exploración de nuevos pozos no es suficiente, para atender la creciente demanda actual y futura de las economías de las naciones concurrentes al propósito. Esto nos lleva a plantear la necesidad de insertar a Bolivia en esta iniciativa y ahí si se tendrían las fuentes y reservas de gas esto es lo tienen que determinar los estudios técnicos de factibilidad del proyecto. Parte de la ecuación energética de este anillo es Bolivia. En alguna fase del proyecto es pertinente incluirlos, idealmente lo más pronto posible. Junto a ello se debe sumar todas las reservas hidroeléctricas, gasíferas y de petróleo de los países participantes en el plan. Esta suma de exploración, explotación de esos recursos, es lo que entendemos como un anillo energético. La condición básica de participar en este proyecto debe estar vinculada a que sea el BID, el que dirija los equipos técnicos de trabajo, que construya el marco institucional que debe proteger, y servir de paraguas a las inversiones asociadas, el que apoye con el financiamiento, de manera que sea con sus instrumentos el garante que requiere este proyecto para evitarnos sobresaltos, como los que se han vivido con el suministro de gas.
En la Cumbre del Mercosur celebrada en Asunción se tomó la decisión política de concretar el anillo energético que involucra a los países miembros de este mercado -en su calidad de socio pleno o asociado- siendo el anuncio más importante de la declaración de los jefes de Estado que lanzaron esta iniciativa. ¿Cuánto le conviene a Chile involucrarse en esta iniciativa? ¿ se tendrá la seguridad que el suministro de gas se respetará? Son las dos preguntas que resulta útil ocuparse de ella El proyecto del anillo energético tiene a Perú como el eje abastecedor de gas desde sus yacimientos, considerándose básicamente que Camisea es el nutriente principal. En este cuadro, Chile es una pieza vital de conexión para concretar esta iniciativa. La iniciativa pretende contrarrestar la escasez de energía que afecta a los países de esta parte de la región. Sin embargo, para convertirla en realidad y evitar las amargas experiencias recientes con el suministro del gas, Chile debe primero asegurarse que los estudios técnicos que se realicen sobre la real magnitud de las reservas de gas, disponibilidad y horizonte de explotación en el tiempo sean realizados por organismos especializados, bajo la coordinación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ya ofreció sus servicios en esta dirección. Estos estudios y conclusiones son relevantes para dimensionar el tamaño del anillo energético, enfrentado incluso frente a las tasas de crecimiento y demanda de energéticos que tienen las naciones para atender una mayor demanda de gas. Estos estudios nos darán las certezas sobre la magnitud de la oferta energética que se tendría al alcance. Segundo, la base de traducir en tratados acuerdos que le den vida a un proyecto de esta envergadura, debe discurrir dentro de un marco institucional por medio del cual los países involucrados ofrezcan y cumplan con garantías jurídicas reales y den certidumbre jurídica de cumplimiento de que las inversiones quedarán debidamente protegidas, que las demandas serán satisfechas según los protocolos, y que las restricciones no podrán quedar atadas a los complejos cuadros internos de cada nación. Participar en este proyecto debe llevar el compromiso fehaciente que los contratos que surjan de esta iniciativa serán honrados, respetados y cumplidos. Con esos elementos se podrá concurrir a facilitar los acuerdos que se requieren para que con el anillo energético se logre la autonomía energética regional y contribuya el crecimiento económico sostenido de los países de América del Sur. Esta es la mejor manera de realizar la integración física regional que tanto se pregona. El proyecto contempla el tendido de un gasoducto de 1.200 kilómetros desde Pisco, Perú, hasta Tocopilla en el norte chileno con un costo estimado de US$ 2.500 millones que sería financiado por el BID. También es preciso advertir que no sólo se debe esperar que Perú sea el principal país que suministre el gas. Con sus reservas y proyecciones de exploración de nuevos pozos no es suficiente, para atender la creciente demanda actual y futura de las economías de las naciones concurrentes al propósito. Esto nos lleva a plantear la necesidad de insertar a Bolivia en esta iniciativa y ahí si se tendrían las fuentes y reservas de gas esto es lo tienen que determinar los estudios técnicos de factibilidad del proyecto. Parte de la ecuación energética de este anillo es Bolivia. En alguna fase del proyecto es pertinente incluirlos, idealmente lo más pronto posible. Junto a ello se debe sumar todas las reservas hidroeléctricas, gasíferas y de petróleo de los países participantes en el plan. Esta suma de exploración, explotación de esos recursos, es lo que entendemos como un anillo energético. La condición básica de participar en este proyecto debe estar vinculada a que sea el BID, el que dirija los equipos técnicos de trabajo, que construya el marco institucional que debe proteger, y servir de paraguas a las inversiones asociadas, el que apoye con el financiamiento, de manera que sea con sus instrumentos el garante que requiere este proyecto para evitarnos sobresaltos, como los que se han vivido con el suministro de gas.
7 comentarios
Jorge Ahumada -
Felicitaciones al Perú
Dante Elias -
C .Villasante -
sabemos muy bien que estos factores serán decisivos en el futuro para los países de esta parte del orbe.
Daniel -
Axel -
Jaime Moya -
Chillan-Chile.
hernan -
ELLOS LOS CHILENOS, LOS PRINCIPALES INTERESADOS PROMUEVEN EL ANILLO ENERGETICO, PERO DEBERIAN ENTENDER QUE SE VAN A DAR CON UN PORTAZO EN LA CARA, PUES NO SERA FIRMADO POR PERU.
pERU NO TIENE SUFICIENTE GAS, ASI QUE CHILENOS, PIDANLE A BOLIVIA, AL CUAL TRATARON DE AISLAR CON ESTE CUENTO DEL ANILLO.