BUSH: la hora de la diplomacia con Europa
Diario Financiero 28 - 02 - 2005
La gira realizada la semana anterior por el Presidente de los Estados Unidos George W. Bush a Europa, cumplió el objetivo trazado: dejar restablecida la alianza transatlántica, tras la fuerte tensión que significó la invasión a Irak, donde las voces discordantes de Jacques Chirac, Gerard Schroeder, el abandono de territorio iraquí de José Luis Rodríguez Zapatero, creó un profundo abismo de desconfianza, que amenazaba la misma fortaleza de una alianza que se extiende desde la II Guerra Mundial.
Bush, fue con un claro propósito político: tender un puente por el cual pudiera transitar un espacio de confianza. Y sus reuniones bilaterales, como la participación en las Cumbres de la OTAN, y líderes de la Unión Europea, le reportaron ese claro resultado. Se habló de una nueva era en la alianza entre Europa y los Estados Unidos. El acento estuvo en las formas, y algo en el fondo. Bush se cuido de no resaltar su molestia por no haber sido acompañado integralmente por los europeos en Irak. Sin embargo, fue muy sutil en el discurso. Llegando a bromear con el canciller alemán Schroeder, que las diferencias las dejaban para reuniones privadas. Cada paso dado fue muy bien tejido, en procura de mostrarse conciliador y logró lo que buscaba.
Puso en el centro del análisis el Medio Oriente, mencionando que el actual viento que sopla en esa Región para abrir un proceso que abra las negociaciones entre palestinos e israelíes, debe estar apalancado por esta nueva alianza. O sea, vayamos en esa dirección, fue la premisa para los principales Jefes de Gobierno de Europa. Y ahí poco el peso de la relación futura. Bush, fue directo al precisar que era el momento y la hora para hablar de paz, y ello, según su visión requiere de un alto compromiso de los países europeos y por supuso de su propio gobierno. Sin permitir una lectura distinta, se mostró partidario de hacer todos los esfuerzos posibles para evitar que se vuelva a descarrillar las tratativas que están bien avanzadas.
Luego, en su agenda, mencionó el caso del Líbano y día a día según iba corriendo los países, sumaba apoyos a la iniciativa de pedir que Siria saque los 15.000 soldados que tiene desplegados en una nación que tras el brutal asesinato del ex primer ministro Harari, ha tensionado el clima interno. Aquí encontró un eco inmediato, declaraciones conjuntas y la presión se hizo sentir de modo, que Siria inicio el despliegue de los efectivos a su frontera, en lo que se traduce que las presiones diplomáticas multilaterales tienen mayor impacto. En Damasco, así lo comprendieron. Una vez se materialice la salida siria, se espera que los libaneses puedan realizar el proceso de reconstrucción nacional sin tutelas.
Irán también estuvo en la ronda de conversaciones. Bush está en empecinado que el régimen de Teherán no continúe desarrollando su programa nuclear. Para este efecto, más que amenazas, mencionó que era a través de mecanismos diplomáticos la mejor manera de disuadir el gobierno iraní. Y claro cuando a los europeos se les habla del lenguaje y la utilización de la herramienta diplomática, concurren gustosos, a facilitar una convergencia con los Estados Unidos en esta dirección.
El broche de oro de la gira, que se anotó un claro éxito político-diplomático lo selló con la reunión bilateral que sostuvo en Bratislava con su homólogo Vladimir Putin, Presidente de Rusia. En la línea de los acuerdos Bush y Putin, acordaron aumentar la cooperación bilateral en seguridad nuclear para prevenir que armas atómicas o material fisible puedan caer en manos de terroristas. Los dos países cooperarán en el aumento de la seguridad de las instalaciones nucleares, con proyectos conjuntos hasta finales del año 2008, cuando se estudiarán posibles mejoras. También buscarán que el uranio altamente enriquecido procedente de EE.UU. o Rusia que ya se haya consumido en esos países sea devuelto a su lugar de origen, a fin de evitar su empleo con fines militares.
EEUU y Rusia también han firmado un acuerdo bilateral para el intercambio de información sobre el comercio de misiles antiaéreos portátiles y la destrucción de los artefactos declarados obsoletos por sus fuerzas armadas. La reunión también cubrió el proceso de democratización en Rusia que, según las autoridades de Washington, parece haber retrocedido como consecuencia de algunas medidas tomadas por Putin contra la oposición.
En algunas materias no se alcanzó un pleno acuerdo, lo que refleja el hecho que hubo más puntos de convergencia, que de discrepancia.
En el plano general, George W. Bush, regresó a Washington, con una las giras -sino la más- exitosas, relanzando su política exterior, para no continuar remarcando las diferencias que en su momento formaron un profundo abismo de desconfianza. Literalmente, "enterraron el hacha de guerra" y quedó formalmente establecido lo que se denominó una nueva era en la alianza entre los Estados Unidos y Europa. Uno de los dirigentes que seguramente podrá observar este cambio será José Luis Rodríguez Zapatero, distanciado de la Casa Blanca, luego de ordenar el retiro de las tropas españolas desplegadas en Irak, que resintió las relaciones bilaterales. Con reflejos, el líder español, vio el espacio para los anuncios que estuvieran en sintonía con los deseos de Bush, y ofreció colaborar con el futuro de Irak, ofreció sus esfuerzos en la lucha contra el terrorismo, toda una música para distensionar el agrio ambiente.
Muchos de sus opositores en el Congreso, y particularmente los demócratas que lo acusaron en la pasada campaña de dañar los compromisos con los aliados, han visto ahora, que el enfoque y la prioridad del Presidente Bush, se reorientaron a restañar heridas. No siempre esto ocurre de manera inmediata requiere un tiempo. Per era necesario el comienzo y diestramente Bush lo hizo, quedando pendiente tres materias: el rol de la OTAN, el embargo de armas a China y la reticencia de los Estados Unidos de firmar el Protocolo de Kioto.
En la suma y la resta, Bush ha puesto más en su haber. Debemos esperar ahora, la implementación de los acuerdos, y la fluidez que debe haber en el marco de la nueva alianza. Es la hora de la diplomacia multilareal, parece decir Bush.
La gira realizada la semana anterior por el Presidente de los Estados Unidos George W. Bush a Europa, cumplió el objetivo trazado: dejar restablecida la alianza transatlántica, tras la fuerte tensión que significó la invasión a Irak, donde las voces discordantes de Jacques Chirac, Gerard Schroeder, el abandono de territorio iraquí de José Luis Rodríguez Zapatero, creó un profundo abismo de desconfianza, que amenazaba la misma fortaleza de una alianza que se extiende desde la II Guerra Mundial.
Bush, fue con un claro propósito político: tender un puente por el cual pudiera transitar un espacio de confianza. Y sus reuniones bilaterales, como la participación en las Cumbres de la OTAN, y líderes de la Unión Europea, le reportaron ese claro resultado. Se habló de una nueva era en la alianza entre Europa y los Estados Unidos. El acento estuvo en las formas, y algo en el fondo. Bush se cuido de no resaltar su molestia por no haber sido acompañado integralmente por los europeos en Irak. Sin embargo, fue muy sutil en el discurso. Llegando a bromear con el canciller alemán Schroeder, que las diferencias las dejaban para reuniones privadas. Cada paso dado fue muy bien tejido, en procura de mostrarse conciliador y logró lo que buscaba.
Puso en el centro del análisis el Medio Oriente, mencionando que el actual viento que sopla en esa Región para abrir un proceso que abra las negociaciones entre palestinos e israelíes, debe estar apalancado por esta nueva alianza. O sea, vayamos en esa dirección, fue la premisa para los principales Jefes de Gobierno de Europa. Y ahí poco el peso de la relación futura. Bush, fue directo al precisar que era el momento y la hora para hablar de paz, y ello, según su visión requiere de un alto compromiso de los países europeos y por supuso de su propio gobierno. Sin permitir una lectura distinta, se mostró partidario de hacer todos los esfuerzos posibles para evitar que se vuelva a descarrillar las tratativas que están bien avanzadas.
Luego, en su agenda, mencionó el caso del Líbano y día a día según iba corriendo los países, sumaba apoyos a la iniciativa de pedir que Siria saque los 15.000 soldados que tiene desplegados en una nación que tras el brutal asesinato del ex primer ministro Harari, ha tensionado el clima interno. Aquí encontró un eco inmediato, declaraciones conjuntas y la presión se hizo sentir de modo, que Siria inicio el despliegue de los efectivos a su frontera, en lo que se traduce que las presiones diplomáticas multilaterales tienen mayor impacto. En Damasco, así lo comprendieron. Una vez se materialice la salida siria, se espera que los libaneses puedan realizar el proceso de reconstrucción nacional sin tutelas.
Irán también estuvo en la ronda de conversaciones. Bush está en empecinado que el régimen de Teherán no continúe desarrollando su programa nuclear. Para este efecto, más que amenazas, mencionó que era a través de mecanismos diplomáticos la mejor manera de disuadir el gobierno iraní. Y claro cuando a los europeos se les habla del lenguaje y la utilización de la herramienta diplomática, concurren gustosos, a facilitar una convergencia con los Estados Unidos en esta dirección.
El broche de oro de la gira, que se anotó un claro éxito político-diplomático lo selló con la reunión bilateral que sostuvo en Bratislava con su homólogo Vladimir Putin, Presidente de Rusia. En la línea de los acuerdos Bush y Putin, acordaron aumentar la cooperación bilateral en seguridad nuclear para prevenir que armas atómicas o material fisible puedan caer en manos de terroristas. Los dos países cooperarán en el aumento de la seguridad de las instalaciones nucleares, con proyectos conjuntos hasta finales del año 2008, cuando se estudiarán posibles mejoras. También buscarán que el uranio altamente enriquecido procedente de EE.UU. o Rusia que ya se haya consumido en esos países sea devuelto a su lugar de origen, a fin de evitar su empleo con fines militares.
EEUU y Rusia también han firmado un acuerdo bilateral para el intercambio de información sobre el comercio de misiles antiaéreos portátiles y la destrucción de los artefactos declarados obsoletos por sus fuerzas armadas. La reunión también cubrió el proceso de democratización en Rusia que, según las autoridades de Washington, parece haber retrocedido como consecuencia de algunas medidas tomadas por Putin contra la oposición.
En algunas materias no se alcanzó un pleno acuerdo, lo que refleja el hecho que hubo más puntos de convergencia, que de discrepancia.
En el plano general, George W. Bush, regresó a Washington, con una las giras -sino la más- exitosas, relanzando su política exterior, para no continuar remarcando las diferencias que en su momento formaron un profundo abismo de desconfianza. Literalmente, "enterraron el hacha de guerra" y quedó formalmente establecido lo que se denominó una nueva era en la alianza entre los Estados Unidos y Europa. Uno de los dirigentes que seguramente podrá observar este cambio será José Luis Rodríguez Zapatero, distanciado de la Casa Blanca, luego de ordenar el retiro de las tropas españolas desplegadas en Irak, que resintió las relaciones bilaterales. Con reflejos, el líder español, vio el espacio para los anuncios que estuvieran en sintonía con los deseos de Bush, y ofreció colaborar con el futuro de Irak, ofreció sus esfuerzos en la lucha contra el terrorismo, toda una música para distensionar el agrio ambiente.
Muchos de sus opositores en el Congreso, y particularmente los demócratas que lo acusaron en la pasada campaña de dañar los compromisos con los aliados, han visto ahora, que el enfoque y la prioridad del Presidente Bush, se reorientaron a restañar heridas. No siempre esto ocurre de manera inmediata requiere un tiempo. Per era necesario el comienzo y diestramente Bush lo hizo, quedando pendiente tres materias: el rol de la OTAN, el embargo de armas a China y la reticencia de los Estados Unidos de firmar el Protocolo de Kioto.
En la suma y la resta, Bush ha puesto más en su haber. Debemos esperar ahora, la implementación de los acuerdos, y la fluidez que debe haber en el marco de la nueva alianza. Es la hora de la diplomacia multilareal, parece decir Bush.
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